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Mollaghan: fuerte defensa del niño “por nacer”

El arzobispo pidió por los jubilados y se preguntó si “por ser católicos” los fieles están “excluidos de hablar”.

Con una fuerte defensa de la vida “desde la concepción” y específicamente del “niño por nacer”, como eje de su mensaje, en una clara alusión al tema que ha vuelto a la luz y a la polémica en las últimas semanas, como el del aborto, el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan, realizó su homilía en la misa que concelebró en la plaza Libertad, en la principal celebración en el día de San Cayetano, de la que participaron miles de fieles.

“San Cayetano enséñanos a defender la vida de los niños ya nacidos y de los niños por nacer”, repitió el arzobispo Mollaghan, quien solicitó a los fieles que repitieran tal solicitud. Sostuvo que “lo que más nos cuesta entender es que una sociedad que quiere crecer en el respeto a los derechos del otro no tenga en cuenta y sea insensible ante la existencia de estos valores, como por ejemplo el niño por nacer”.

Enfatizó que “es un ser vivo que se gesta en el seno de su madre” y agregó que “nunca, nunca el niño es un injusto agresor en el seno de la madre”. Reclamó “valorar la vida de todos los niños, justamente en la víspera de su día, cuando los queremos honrar y felicitar”. Le pidió a San Cayetano por el pan y el trabajo, pero también para “defender la vida desde el seno materno”.

Las festividades se habían iniciado con el primer minuto de ayer, cuando se abrieron las puertas del templo, precisamente a partir de la víspera declarado santuario, y durante toda la jornada largas filas de peregrinos esperaron su lugar para pasar delante de la imagen de San Cayetano, para pedir o agradecer al santo del pan, la paz y el trabajo.

Con exactitud a las 15 se puso en marcha la procesión hasta la plaza Libertad, en el predio de Mitre, Pasco, Ituzaingo y Sarmiento, donde se ofició la misa, en un altar especialmente levantado.

Tanto al salir de la iglesia la imagen, transportada por una guardia de alumnos del Instituto de Seguridad Pública de la provincia, como al llegar a la plaza, centenares de pañuelos saludaron su presencia, situación que se reprodujo al término de la misa y al retornar al ahora santuario en la calle Buenos Aires al 2100, donde se sumaron los “viva San Cayetano”.

Y si bien ayer hubo varios miles de fieles en la plaza, cada 7 de agosto la festividad de San Cayetano se transforma en un termómetro de la situación social. Así, la presencia fue menor y muchos de los que estaban era esta vez para agradecer por el trabajo.

En otras épocas miles y miles de desocupados pedían por el trabajo y más atrás en el tiempo en los tramos finales de la última dictadura, la festividad del santo era un símbolo de la resistencia, con la presencia de dirigentes sindicales que reclamaban por la situación laboral.

Ayer, tras la lectura de la primera carta del apóstol San Pedro y del Evangelio según San Lucas, llegó el turno de la homilía del arzobispo Mollaghan y allí sus referencias a los ancianos y al niño por nacer.

Pidió “por los ancianos y por los jubilados”. Indicó: “Qué difícil es ser anciano y jubilado y estar enfermo, pero aún más difícil cuando hay que esperar, cuando no nos atienden, cuando no nos escuchan, cuando no tenemos para comprar un medicamento, cuando no tenemos para pagar la luz, cuando parece que hace más frío que nunca, cuando sentimos la soledad” y de inmediato pidió que “los ancianos sean escuchados y tratados con amor”, frase a la que siguió un prolongado aplauso.

“Pienso en la vida humana –dijo más adelante-, en esta cultura de la muerte pienso que la vida humana está cada vez más en riesgo, la vida personal y social” y sostuvo: “Tener un hijo, por ejemplo, siempre ha sido en nuestra querida patria una fuente de vida”.

Preguntó qué hacer “para valorar más y defender la vida” y dijo: “Defender la vida con el diálogo. Somos ciudadanos. O acaso debemos pensar que por ser católicos estamos excluidos de hablar, de formar conciencia, de transmitir una verdad que recibimos. Acaso nuestra nación no nació muy cerca de la fe”.

Dijo que “a veces no sabemos expresar una verdad” y pidió el compromiso para “profundizar nuestra fe y la doctrina social”. Igualmente planteó que “como católicos y ciudadanos podamos expresarnos con libertad”, y del mismo modo “a participar en primera persona en la vida pública”.

En otro tramo de sus palabras Mollagan dijo que “como laicos no pueden dejar de actuar ni ser discriminados”.

Al momento de la bendición volvió a pedir por los jubilados y agregó a los periodistas “por sus trabajos”.

Igualmente el arzobispo anunció que desde diciembre el templo será parroquia, con lo que podrán celebrarse casamientos y bautismos.

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