El Hincha

Boxeo

“Mono las pelotas, señor Gatica”: el boxeador del pueblo que marcó una época

A sesenta años de su muerte, “El Tigre”, como le gustaba que lo llamen, continua siendo recordado como el abanderado de los desclasados que cobijó el boxeo y recordado además por su gran rivalidad con el rosarino Alfredo Prada


El mundo del boxeo está lleno de hechos extraordinarios y personajes de los más pintorescos, pero José María Gatica define como poco ambas categorías, ya que su caso fue de lo más especial en el pugilismo nacional.

Su infancia fue durísima y nunca logró pasar de primer grado en la escuela, ya que de chico se vio obligado a tener que ayudar a su padre como vendedor ambulante y canillita, además de tener que defender a trompada limpia su cajón de lustrabotas en más de una oportunidad.

Afortunadamente el arte del “tome y traiga” lo abrazó y le dio el calor humano que siempre buscó a gritos, logrando convertirse en el boxeador de los humildes y figura del Luna Park, despertando la pasión de miles de fanáticos que ovacionaron sus peleas ante el rosarino Alfredo Prada.

Los duelos con Prada

Al Mono le tocó transitar una época muy especial, fuera y dentro del ring: el surgimiento del peronismo, el cual tuvo ribetes propios en este deporte, siendo un período de antinomias de “argentinos buenos y argentinos malos” y cuando no era así, la división se inventaba.

Aquí entra la rivalidad con Alfredo Prada, donde las tribunas se dividían en dos: la mitad del público alentaba a Gatica y la otra mitad al rosarino. Estas peleas se convirtieron en un espectáculo seguido por multitudes, simpatía que se traslada a la familia de Evita, que apoyaba a Gatica, mientras que Perón sentía más cercanía con el boxeo de Prada.

En esta división de hinchadas, el puntano representaba a los denominados “cabecitas negras” y al peronismo obrero, mientras Prada era identificado con la clase media denominada “los contreras”, los cuales desbordaban el Ring Side.

La primera vez que se cruzaron dentro de un ring fue en el amateurismo, la noche del 29 de septiembre de 1942. El escenario fue el estadio de la Federación Argentina de Box. Este primer encuentro fue el comienzo de una famosa rivalidad y todo se debió a un desarrollo accidentado en la cuarta vuelta, en la cual Gatica acusó un golpe bajo y dio aviso que no podía seguir.

Minutos después se procedió a la descalificación de Prada, pero cuando el médico verificó que había sido un golpe legal al hígado ya era tarde para Alfredo, quien a la salida lo fue a buscar a Gatica y se agarraron a trompadas en plena calle.

Como nadie había quedado conforme, quince días después se concretaba el desquite en el mismo escenario. La victoria fue por puntos para Prada, en 5 rounds. Así nacería la rivalidad más famosa de la historia del boxeo nacional, en la cual se enfrentarían otras 4 veces, con saldo más que parejo: dos victorias por lado.

A sesenta años de su fallecimiento

 Quien no llegara a ser campeón argentino, título de mucho valor en aquellos tiempos y que no cualquiera lograba, sesenta años después de su desaparición física sigue vigente en la memoria de los amantes de este deporte, recordando a ese boxeador que tuvo su momento de gloria entre 1945 y 1951, dueño de un sinfín de anécdotas, salidas nocturnas, cabarets y dadivosidad con su dinero, erigiéndose como uno de los personajes ineludibles de la historia del deporte argentino.

Peleador corajudo, intuitivo y arrollador, Gatica brilló en las noches porteñas en sus casi cincuenta presentaciones en el Luna Park. Pero su desbarranque comenzó luego de la estrepitosa derrota por nocaut en el primer round, el 5 de enero de 1951 en Estados Unidos, ante Ike Williams, el campeón mundial de los livianos, por no haberse preparado correctamente para semejante compromiso.

Los excesos y desarreglos fueron dinamitando al Mono, su dinero se fue de las manos como agua por los amigos del éxito que nunca faltan y sus millones desaparecieron en las tentaciones nocturnas.

Ya retirado, Gatica, junto a su esposa y tres hijas, sufrió una inundación que lo dejó sin vivienda. Fue entonces cuando su antiguo rival acudió en ayuda y lo asoció a su cantina “Knock-out, Prada – Gatica”.

Además, Martín Karadagian montó un exhibición de lucha libre que terminó de la peor manera, ya que Gatica le dio un tremendo puñetazo y el luchador de Titanes en el Ring, enojado, le quebró uno de los tobillos y lo dejó rengo de por vida.

En sus últimos y tristes años, embriagado y convertido en un buscavidas, Gatica fue atropellado por un autobús mientras vendía muñequitos en la cancha de su Independiente querido, ocasionándole graves heridas que le condujeron a la muerte dos días después en el hospital Rawson.

Sin embargo no lo dejaron solo y una multitud de seguidores llevó su féretro desde el estadio de la Federación Argentina de Boxeo hasta el cementerio de Avellaneda, entonando la marcha peronista en público por primera vez desde el golpe del 55.

A partir de mayo de 2013 sus restos reposan en San Luis, en su Villa Mercedes natal, donde un museo recuerda su vida y obra encima de los cuadriláteros. En once años como profesional, realizó 95 peleas de las cuales ganó 85 (72 KO), 7 derrotas, 2 empates y 1 sin decisión.

El Tigre, como le gustaba que lo llamasen, nació el 25 de mayo de 1925 y fue un símbolo de ascenso de una clase social que el 17 de octubre de 1945 irrumpió en la vida política de la Argentina, poniendo su cuerpo en la Plaza de Mayo exigiendo la libertad de su líder Juan Domingo Perón.

Sesenta años después de su trágica muerte continúa siendo el abanderado de la lucha contra la injusticia social y el reconocimiento del boxeo como una herramienta de los desposeídos.

Especial para El Ciudadano de Ever Palermo, ex boxeador amateur y autor de “Rebeldes de uniforme” y “Puños Rosarinos: tierra de campeones”, libro declarado de interés Municipal y Provincial.

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