El turno vespertino de la sexta jornada del juicio a los Monos se vio interrumpido por una amenaza de bomba en la zona del Centro de Justicia Penal.
Según voceros judiciales, el llamado anónimo fue en una edificación de Amenábar y Paraguay, con lo cual el protocolo de la sección Explosivos de la UR II, en conjunto con el dispositivo especial de seguridad en el ex Heca, dispuso que por dos horas nadie saliera ni entrara al edificio donde se lleva adelante el debate.
La noticia llegó a la sala de audiencias en medio de un cuarto intermedio, luego de que las defensas volvieran a recusar al tribunal.
Casi toda la jornada, desde el mediodía, giró en torno de la idoneidad del testigo Ariel Lotito, el sargento que interpretó las escuchas en la Brigada Operativa de la División Judiciales en la megacausa por asociación ilícita, para identificar las voces de quienes aparecen en las escuchas.
Los jueces iban a definir esta misma tarde sobre el nuevo pedido, ya que las defensas consideran parcial la definición del tribunal de aceptar que Lotito diga quién habla en cada diálogo –pese a que los titulares de las líneas no son los interlocutores–, que ya había aparecido en la primera jornada.
