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¿Montero meterá mano en el equipo?

Al equipo de Montero le cuesta generar juego, y el propio técnico admitió que debe “buscar variantes”.

En los primeros tres partidos oficiales de la temporada, Central padeció un defecto común: la falta de generación de juego. Ante rivales diferentes, y en distintos escenarios, el equipo de Montero evidenció complicaciones para gestar en ofensiva. Y los más afectados por este inconveniente fueron los delanteros, que contaron con pocas chances para convertir.

A la hora de analizar las posibles causas que originan este problema, asoman diversas teorías. Entre ellas, una podría apuntar a la forma en la que el Canalla busca llegar al arco rival: el sistema de juego.

Otra, se podría relacionar a los nombres propios. Es que, además de estar conformando un equipo con varios jugadores que se sumaron hace poco tiempo, hay algunos rendimientos individuales que hoy están por debajo de lo que deberían entregar.

Ya sea por lo que no da la forma, o por lo que no entregan los nombres, hay una realidad: Paolo Montero tendrá que empezar a buscar variantes para que su Central produzca más opciones en ofensiva. El técnico debe construir un sistema de ataque que, entre otras cuestiones, sea menos previsible para el rival.

Las pobres producciones del ataque auriazul, que se dieron consecutivamente ante Colón en Santa Fe, Deportivo Riestra por Copa Argentina, y San Lorenzo el Gigante, obligan a pensar en retoques.

La forma

La falta de un conductor calificado es uno de los defectos más visibles del 4-4-2 que está utilizando Montero en este inicio de temporada. El encargado de cumplir ese rol, al menos hasta ahora, fue Leonardo Gil. Y no consiguió hacerlo satisfactoriamente.

De todos modos, apuntar a Gil como único responsable asoma, mínimamente, como algo injusto. Los socios para la elaboración del juego tampoco aparecieron.

Sin desequilibrio por las bandas, y falto de ideas para lastimar por el medio, Central se convirtió en un equipo predecible, con poca sorpresa. Y eso se traslada directamente a la falta de generación en ataque.

¿Hace falta un nuevo esquema? ¿O alcanzará con un retoque del actual sistema para encontrar la solución? ¿Y si el problema son los nombres propios?

Los nombres propios

Desde el rendimiento individual, los que juegan desde mitad de cancha hacia adelante no han podido destacarse a pleno en este arranque de temporada.

Hay rendimientos bajos. Salvo algunos chispazos de Washington Camacho, el resto de los volantes generó poco en ofensiva. Y lo de los delanteros transita por el mismo carril. Fernando Zampedri, con un gol y una asistencia, asoma como uno de los que pudo dejar una huella positiva en este arranque. En especial, al compararlo con Marco Ruben, que no puede salir del “modo sequía” en que se encuentra desde hace seis partidos.

¿Será hora de cambiar nombres? ¿O esta muestra de tres partidos es demasiado pobre como para tomar una decisión de ese tipo? ¿Y si el tema de fondo es la forma?

Lo que viene

Los nombres propios, o la forma, Montero debe tomar cartas en el asunto. Y el DT lo sabe. “Buscar variantes para mejorar en ofensiva es responsabilidad del cuerpo técnico”, dijo el uruguayo en la conferencia post San Lorenzo.

La frase presagia modificaciones. ¿Será la hora de que ingrese Fernando Tobio a la defensa y Mauricio Martínez, de buen rendimiento como zaguero, pase a su puesto de volante central? Es una opción. Pero está claro que Montero comenzará a mover piezas pensando en lo que viene, apuntando a que su Central encuentre un funcionamiento que le permita sacar provecho de los delanteros que tiene que, por currículum, son de los más importantes del torneo.

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