A diez años de su irrupción en la escena electoral rosarina, Ciudad Futura expandió los límites de su espacio para generar un nuevo armado con un sector del peronismo e intentar llegar por primera vez a la intendencia de una ciudad que atraviesa un delicado momento y exige respuestas inmediatas a problemáticas urgentes.
Juan Monteverde competirá por la intendencia contra Roberto Sukerman, en una alianza con el Movimiento Evita que encontró coincidencias ideológicas, generacionales y que busca ampliar bases electorales. El espacio se completa con la candidatura de Eduardo Toniolli a gobernador y Lucila De Ponti encabezando lista para la Cámara de Diputados de la provincia.; y también con Caren Tepp como cabeza de lista al Concejo y Jesica Pellegrini a la senaduría departamental.
En diálogo con El Ciudadano, el referente de Ciudad Futura sostuvo: “Acá estamos poniendo el interés colectivo por encima de nuestras aspiraciones individuales. Mientras otros se están peleando y acusando de narcotraficantes, nos estamos juntando quienes pensamos parecido en pos de sacar a Rosario adelante y después soñar con una Argentina mejor”.
—¿Qué destacan de esta nueva experiencia de ampliar el espacio político con otro partido?
—Hubo dos cuestiones importantes: en primer lugar haber configurado esta primaria. Por el otro, inaugurar un espacio político nuevo. Esto no es una primaria del peronismo contra Ciudad Futura. Acá hay un sector del peronismo que apoya a Sukerman y hay otro sector del peronismo, de la izquierda y el progresismo que nos apoya a nosotros. Estamos construyendo un espacio nuevo que se llama Rosario Sin Miedo. Nos juntamos alrededor de esta idea y lo estamos haciendo con los sectores más dinámicos de la política. Acá hay una nueva generación política, están los hijos de la generación diezmada, como es el caso de Eduardo Toniolli y los del 2001 como somos Lucila De Ponti, Caren Tepp y yo. Estamos tomando la posta de un nuevo desafío generacional a 40 años de democracia, haciéndonos cargo de las deudas políticas y estamos dispuestos a saldarlas.
—¿Se puede expandir o replicar la experiencia de Rosario Sin Miedo más adelante a nivel nacional?
—Estamos intentando algo nuevo. Lo que tenemos que hacer es animarnos a desbordar las fronteras partidarias. Acá la clave es que nadie se anima a hacer nada nuevo. Estamos poniendo el máximo de valentía para generar caminos diferentes convocando a la sociedad. Acá estamos poniendo el interés colectivo por encima de nuestras aspiraciones individuales. Mientras otros se están peleando y acusando de narcotraficantes, nos estamos juntando quienes pensamos parecido en pos de sacar a Rosario adelante y después soñar con una Argentina mejor.
—¿En qué vienen fallando la política municipal y provincial que llevaron a la ciudad a este presente?
—El gran problema que tenemos es que hace 10 años discutimos las mismas cosas, de la misma manera y con los mismos resultados. Hay un problema netamente político sobre cómo se dan los debates y como se piensan las soluciones. Acá la salida está con un plan y decidir para dónde queremos ir, con un acuerdo social, que gran parte de la sociedad decida para dónde ir.
Necesitamos una fuerza potente y plural en términos políticos. Nuestra fuerza se está empezando a construir, cuando ganemos las Paso se van a sumar más sectores y cuando asumamos se van a sumar aún más. También se necesita la valentía para llevar adelante un plan y tomar decisiones para enfrentar a las mafias y a los sectores concentrados. Hoy la policía no se enfrenta con los delincuentes, el intendente no se enfrenta con el gobernador y el gobernador no se enfrenta con el presidente, así es muy difícil.
—¿Cómo se revierte ese panorama?
—Para eso necesitamos un intendente que tenga como prioridad a la gente. Tenemos un plan de cuatro años para sacar a Rosario de la crisis y de ocho años para dar el salto. Podemos encarar las transformaciones para que Rosario sea totalmente distinta. Para eso tenemos que animarnos a soñar con ese futuro, pero atendiendo lo urgente.
Medellín tenía 380 homicidios cada 100 mil habitantes en la peor época, hoy tiene 12, mientras que Rosario tiene 22. Eso significa que siempre se puede estar peor, pero también que se puede salir.
—Para transformar esta realidad, ¿se necesita un cambio radical o se puede trabajar sobre estas bases?
Yo no diría que el cambio tiene que ser radical, sino que tiene que generar transformaciones. Necesitamos profundidad. Muchas veces lo que pasa sucede porque tenemos discursos beligerantes y prácticas moderadas. Lo que tenemos que hacer es darle profundidad a las propuestas. Hay veces que es necesario dar el debate público y dar la pelea más simbólica, pero en el balance simbolismo/realidad venimos para atrás, tenemos más simbolismos que realidad.
—¿Cómo proponen abordar la problemática de inseguridad desde el ejecutivo municipal?
—En este plan para sacar a Rosario de la crisis queremos pegarle a las mafias y defender a la gente. Para eso tenemos que seguir con iniciativas como la de la Agencia Antilavado. Una propuesta fundamental es ampliar las potestades de la Agencia y convertirla en una agencia local de inteligencia criminal. ¿Cómo se conduce a la policía sin ser la conducción? Con información, estándole encima, al mismo tiempo que le exigimos una reforma integral de la policía de Santa Fe, un debate inevitable para el nuevo gobierno con un planteo político serio. Lo que está en juego es el gobierno del territorio, que no quede ni una sola manzana que esté gobernada por otra fuerza que sea el Estado.
Las escuelas vienen siendo jaqueadas por los poderes mafiosos y el abandono del Estado. Por eso tomamos la decisión de que una maestra forme parte de nuestra lista de concejales. Nos sentamos con Amsafé y les dijimos que las escuelas van a ser prioridad en nuestro gobierno, por eso queremos que haya una maestra para defender a las escuelas adentro del Concejo. Hay que darles poder a los sectores que más la están peleando. Las escuelas y los centros médicos están abandonados por el gobierno provincial, pero también por el municipal.
—¿Qué lectura hacés del mapa político local con la conformación de nuevas alianzas?
—Hoy en Rosario se sinceraron posicionamientos. Nosotros venimos denunciando desde 2015 que no había un gobierno del socialismo sino que había un cogobierno del socialismo y el PRO. Después de los resultados de 2019 rompimos con ese pacto de gobernabilidad y pudimos generar un diálogo mucho más diverso en el Concejo. Ahora, con la decisión del socialismo de irse con el PRO, nosotros logramos con Rosario Sin Miedo generar un espacio que va a traducir la voluntad mayoritaria en un cambio real. Hay una primera etapa que la consensuamos: queremos construir una Rosario sin miedo.
—¿Y la siguiente etapa?
—Ahora la gente tiene que definir qué tipo de cambio quiere, si moderado y tradicional con Sukerman o si quieren un cambio mucho más profundo y de fondo. Esa decisión la va a tomar la gente. Nosotros vamos a ganar las generales y las primarias, y el paso siguiente es proponerle a otras fuerzas políticas y de la sociedad juntarnos para ver cómo diseñamos ese plan y cuáles son las prioridades del nuevo gobierno. Yo imagino el 10 de diciembre convocando a la sociedad para un nuevo plan estratégico, y en el que nos pongamos de acuerdo medios de comunicación, actores económicos, movimientos sociales, sobre las cuatro pautas con las que no podemos joder si queremos salir de esta crisis.