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Monteverde: “Podemos ratificó la voluntad de transformación en España”

El concejal de Ciudad Futura Juan Monteverde relató su experiencia de primera mano en las elecciones españolas. Negó que el tercer puesto que obtuvo la fuerza de izquierda, que nació con el movimiento de los indignados, sea un “fracaso”

Como una “especie” de veedores internacionales, integrantes de Ciudad Futura viajaron a España invitados por el partido Podemos para ver de cerca y de primera mano el proceso de las elecciones generales en España del pasado 26 de junio.

Tras el crecimiento que venían experimentando en las urnas, Podemos llegó en alianza con Izquierda Unida a las elecciones generales de 2016. Bien posicionados en las encuestas, que le otorgaban el segundo lugar, las expectativas eran altas. Pero el resultado final los puso en tercer lugar y muy lejos del ganador, el derechista Partido Popular.

En diálogo con El Ciudadano, el concejal Juan Monteverde contó su experiencia, analizó el proceso electoral de Podemos y negó que el resultado final de las elecciones haya sido un “fracaso”.

—La palabra fracaso estuvo dando vuelta pero estaba cargado de mucha expectativa al ser un proceso que recién empieza. ¿Cómo se maneja este resultado?

—Nada más alejado lo que pasó de un fracaso, por varias razones. Primero porque es una fuerza que tiene dos años, pasó por cinco elecciones. Por ende es un instrumento político muy nuevo y que hasta ahora solamente se pudo ir presentando a elecciones, no hubo tiempo de consolidar la fuerza política. Primero se logró consolidar un proceso político producto del 15M, que fue algo que en Argentina después del 2001 no se logró. Cuando la gente sale a la calle como una cuestión de rebeldía, desorganizada pero muy potente, eso tiene potencia en tanto y en cuanto se pueda canalizar en alternativa política. Estas segundas elecciones generales en España demuestran que esa posición de tercera fuerza, de 5 millones de votos, no fue una cuestión casual de un voto bronca de un momento sino que se ratificó esa voluntad de un proyecto de mayorías en España con determinadas características que son disruptivas y transformadoras. Además porque están todos estos ayuntamientos de cambio donde están gobernando en alianza con otras fuerzas. El gran desafío es mostrar que en esos municipios, en una escala más chica, se puede transformar la realidad con cosas que son la que nos unen con ellos: esta idea de lo común. Cómo gente común se puede hacer cargo de lo que es de todos, que lo público no tiene que ser solamente administrado por los políticos profesionales y por el Estado. Por el contrario, nosotros pensamos que la verdadera transformación se da cuando la gente común se hace cargo de esos asuntos comunes y los gestionamos entre todos, lo que nosotros llamamos gestión social.

“Ganar o perder la calle”

—Una de las críticas que recibió Podemos fue que “había perdido la calle”, que se mediatizó.

—Esas frases de “ganar o perder la calle” son bastante relativas. Al ser un proceso muy rápido, siempre fue más de arriba hacia abajo. Si bien los círculos empezaron siendo pequeñas reuniones de gente en distintos lugares del país, fue un impulso pero después se centró mucho en la cuestión de la disputa por la hegemonía discursiva y eso, obviamente, es a través de los medios de comunicación. Se redujo toda la discusión política a la disputa de sentido en determinada coyuntura. Creo que ahí se pierde un poco de potencia si eso no se retroalimenta con organizaciones en la calle. Pero más que en la calle, en tanto organización y gente discutiendo eso y no viéndolo por televisión. Ahora, el desafío que se abre es cómo desde la oposición está ese tiempo para construir territorialmente. Cuando nosotros hablamos con los militantes de Podemos se interesaban mucho en la idea del hacer que tenemos nosotros acá en términos de generar proyectos por afuera de las instituciones que le den vida a los instrumentos políticos.

—¿El acercamiento a una fuerza “tradicional” como Izquierda Unida no le pudo haber quitado frescura?

—Ellos dicen que no le quitó frescura pero yo tengo mis dudas. Sobre todo porque las dos potencias principales que tenía Podemos cuando surgió era esto de salir a ganar, saliendo de la cuestión testimonial de la izquierda, una de las cosas con las que nosotros más nos sentíamos identificados; y rehuirle a las etiquetas de pensar todo en términos de izquierda y derecha. Fueron muy criticados. No estaban diciendo que no había más ideología sino que eso sirve como categoría de análisis pero a la hora de la construcción política hay otras razones por las cuales la gente vota. Pienso que había más potencia en la transversalidad que en la alianza con una izquierda tradicional, esto dicho desde afuera y sin querer juzgarlos ni mucho menos.

 

“Antes de ganar el gobierno, tenés que generar afuera un montón de instituciones”

—¿Qué aprendizaje o qué error de la experiencia de Podemos se traen para la construcción de Ciudad Futura en la ciudad?

—No sé si error, a nosotros no nos gusta juzgar porque los procesos son siempre muy particulares. Sí la cuestión de los municipios que de repente se encontraron ganando, como Madrid y Barcelona, las dificultades que se encuentran en el poder cuando no tenés desarrollada determinada fuerza. Por eso nosotros siempre hicimos mucho hincapié en que antes de ganar el gobierno de la ciudad tenés que generar afuera un montón de instituciones previas para que cuando llegues a lo sumo lo que tengas que hacer con esas instituciones es multiplicarlas como políticas de Estado. No hay que esperar a ese momento para inventar todo, porque el límite que cualquier fuerza, por más buenas intenciones que tenga, se encuentra a la hora de estar en esas instituciones es que están hechas para los otros, están habitadas por los otros. Es muy difícil si vos no tenés una fuerza social afuera pero también en haber probado afuera antes ensayos de nuevas institucionalidades. Ese me parece que es el límite que están teniendo. El caso de Barcelona, Ada Colau viene de estar frenando desalojos y esa misma persona termina siendo votada para ser alcaldesa, va a tener la mejor voluntad política y la mayor sensibilidad social pero después tenés instituciones que ya están hechas para otros. Esas son las claves para después poder gobernar y ser realmente distintos y no terminar haciendo las mismas cosas. Es fundamental tener la fuerza social organizada afuera pero también construir las nuevas institucionalidades: en Rosario cómo vamos a gestionar la vivienda cuando seamos gobierno, la educación, todas esas cosas que queremos hacer cuando lleguemos a ese lugar. Por eso, gran parte de nuestra fuerza política está puesta en eso, en cómo vamos construyendo esas instancias prefigurativas, porque sino después no hay manera. Todas estas cosas tienden a ampliar la mirada, a salir de la cosa chiquita y buscar formas innovadoras para enfrentar problemas muy complejos.

 

De indignados a organizados

Podemos es un partido político español de izquierda que se conformó en 2014 como un intento de institucionalizar aquellas manifestaciones de ciudadanos “indignados” (15 de mayo, 15M, de 2011) que cuestionaban a los partidos tradicionales y pedían por una democracia más participativa. Con apenas dos años de vida, Podemos cuenta entre sus logros algunos gobiernos municipales, como Barcelona y Madrid, amplia presencia en el Parlamento español y 5 europarlamentarios, entre ellos el líder del partido Pablo Iglesias.

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