Las internas de la Unidad Penal 5 se amotinaron este jueves para reiterar sus reclamos ante las condiciones inhumanas de detención que vienen sufriendo desde hace meses por falta de agua, de refrigeración, por la comida en mal estado y por los malos tratos. Todas estas situaciones fueron visibilizadas en una denuncia pública a principios de diciembre pasado, aunque las mujeres privadas de la libertad, –muchas de ellas embarazadas y madres con niños recién nacidos y de hasta cuatro años– no tuvieron respuestas. Hubo quema de colchones en el pabellón 3, ahora las reclusas quedaron encerradas en las celdas y tienen temor a represalias desde el Servicio Penitenciario por la visualización de la protesta.
Las Unidad 5 tiene cuatro pabellones y está ubicada en bulevar 27 de Febrero al 7800. Inaugurada en 2018 fue presentada como una cárcel «Modelo» que venía a subsanar los problemas históricos en vulneración de derechos de las personas privadas de la libertad. Pasaron más de cuatro años y esa promesa nunca se cumplió porque desde un principio son sistemáticos los reclamos por la comida en mal estado, la falta de agua, de atención médica y la nula refrigeración a pesar de que el sistema está instalado. A eso se suman los casos de malos tratos cada vez que las mujeres privadas de su libertad protestan por las condiciones de detención, según denunciaron en otras oportunidades.
El motín de este jueves que llevaron adelante las reclusas del pabellón fue en sintonía con estas faltas que vienen soportando desde hace meses y tienen como antecedente dos hábeas corpus correctivos presentados por el Servicio de la Defensa Pública donde la Justicia instó a regularizar la situación.
Las internas prendieron fuego colchones ante la falta de respuestas, ya que hace al menos dos meses que sufren la escasez de agua y, según denunciaron, la falta de refrigeración para hacer frente a la ola de calor extremo por la pasa la ciudad donde las temperaturas no bajan de los 40 grados de sensación térmica.
Presas de la Unidad 5 denuncian falta de atención médica y mala alimentación
«Lo único que perdieron es el derecho a la libertad, los demás derechos tienen que estar garantizados», reflexionó una allegada a las internas en diálogo con este diario.
La mujer, de quien se preserva su identidad para evitar represalias, enumeró que el agua llega a las internas en bidones y en una oportunidad en uno había larvas. Hubo embarazadas que tuvieron que llevar baldes con agua y terminaron con pérdidas y dolores. Lo mismo pasa con la comida: el pollo tiene olor a cloro y no lo comen porque tienen miedo de intoxicarse. Hay criaturas que tienen que alimentarse con eso. Por suerte un organismo de Derechos Humanos se presentó hoy –por este viernes– y corroboró que las chicas, que están engomadas –encerradas en sus celdas–, están bien de salud», continuó.
A esto se suma que al ser una prisión la ventilación natural es casi nula por lo que la estructura de cemento rectangular necesita un sistema de refrigeración, el cual está instalado, pero sin funcionar, como lo denunciaron en otras oportunidades.
Las fuentes consultadas indicaron que la situación se normalizó este viernes mientras que las reclusas esperan una respuesta efectiva que regularice las problemáticas que violan sistemáticamente los derechos de las personas privadas de la libertad y las somete a una violencia institucional continua.
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