Inmigrantes, sindicatos, organizaciones no gubernamentales y líderes religiosos y comunales llegarán a Washington el miércoles para reclamar por la pronta promulgación de una reforma migratoria que incluya el camino a la ciudadanía para los cerca de 11 millones de indocumentados que viven en el país.
“El 10 de abril vamos a alzar nuestras voces y esperamos que el Congreso nos escuche. Nuestro sistema de inmigración está roto y tiene que ser arreglado este año”, afirman las más de cuarenta instituciones, federaciones y sindicatos que están convocando a una marcha, denominada «Ciudadanía para 11 millones»,
La marcha será al jardín oeste del Capitolio y “hasta que el presidente (Barack) Obama firme una reforma que tenga sentido común e incluya un camino a la ciudadanía”, sostienen los convocantes, que esperan unas 25.000 personas allí y similares réplicas en todo el país.
Previo a la concentración, pautada para las 15.30 (16.30 de la Argentina), algunos manifestantes visitarán las oficinas de sus legisladores y senadores para pedirles su accionar y compromiso en las negociaciones que se llevan adelante en ambas cámaras sobre los próximos pasos y las principales demandas de los inmigrantes.
El objetivo de la manifestación “es asegurar que ellos cumplan con su promesa de que este año se realice la reforma migratoria que ofrezca un paso a la ciudadanía para los 11 millones (de indocumentados)”, explicó Kica Matos, directora para los derechos de los inmigrantes y justicia racial del Centro para el Cambio Comunitario.
Ana Negoescu, encargada de Ciudadanía y Participación Cívica de Carecen, una de las instituciones convocantes, explicó que la presión coordinada que están ejerciendo entre ciudadanos, sindicatos y organizaciones tiene que ver con que en esta oportunidad sí es posible lograr la ansiada reforma.
En los esfuerzos constantes para ejercer presión sobre los políticos en Washington, los activistas aprovecharon las dos últimas semanas del receso de Pascuas que tuvo el Congreso para organizar más de doscientos eventos en todo el país con el fin de llevar el reclamo de reforma a los legisladores en sus propias ciudades.
Así fue como los senadores republicanos de Arizona, John McCain y Jeff Flake, ambos miembros del grupo de ocho que están trabajando en un proyecto de ley de reforma migratoria, recibieron la semana pasada siete mil firmas.
Semejante movida se efectuó a través de la web para alentar a los miembros del Congreso a aprobar una legislación que incluya un camino a la ciudadanía, proteja los derechos de los trabajadores y mantenga a las familias unidas.
El miércoles será el día en que estos pedidos de acción se unifiquen en la capital estadounidense, con miles de familias arribando en autobuses desde 43 estados del país y otras tantas que llegarán por otros medios para hacer oír su voz.
La próxima semana también es esperada para que el denominado “Grupo de los Ocho”, integrado por cuatro senadores demócratas y cuatro republicanos, anuncie la presentación del proyecto de ley bipartidario en el que vienen trabajando y negociando a puertas cerradas.
A su vez, otro grupo de ocho legisladores de los dos principales partidos está llevando adelante también reuniones en privado con el fin de lograr otro proyecto de reforma migratoria que cumpla con las exigencias de todas las partes.
Si bien ya hubo otros intentos como en 2007, cuando el acuerdo para reformar el sistema migratorio parecía cercano pero al final quedó frustrado, en esta oportunidad los líderes involucrados en el tema consideran que el escenario político es distinto así como lo es el apoyo creciente para la causa que, ahora, sienten que podría finalmente concretarse.
“Esta vez tenemos un presidente que no solamente apoya la reforma migratoria sino que ha estado trabajando con ambos partidos para asegurar que haya movimiento a favor” y que dejó “bien en claro que si el Senado no se mueve, él va a introducir su propio proyecto de ley”, señaló Kica Matos.
Obama afirmó a comienzos de año que la reforma migratoria no debería tomar mucho más tiempo y reiteró la presión sobre el Congreso al mencionar que la legislación debería ser aprobada «en la primera mitad del año».