El sindicato de Camioneros, que lidera Hugo Moyano, advirtió a fines de la semana pasada que dará inicio a un conflicto “a nivel nacional, y en diversas actividades” al frustrarse una audiencia de conciliación con Siderar por el conflicto que mantienen en demanda del pago de las indemnizaciones de 18 choferes de una empresa quebrada que trabajaba para esa firma. La amenaza puso en alerta a varios sectores que dependen de la producción de chapas de acero y hojalata de Siderar, como el automotor y el de la construcción. En el sindicato, además, dejaron abierta la posibilidad de realizar paros en otros rubros de Camioneros como la recolección y el transporte de combustibles.
La comunicación quedó a cargo de Pablo Moyano, hijo y número dos del jefe del sindicato, al término de una reunión con directivos de Siderar y de la transportista Vilaltella & Valls. El conflicto se disparó hace dos semanas con bloqueos del gremio a las plantas de la compañía en la provincia de Buenos Aires y en Rosario. La firma siderúrgica, que pertenece al grupo Techint, se declaró desde un principio ajena a la disputa por entender que el sindicato debía resolverlo con la transportista.
La virulencia manifestada por parte del gremio levantó sospechas en el Ministerio de Trabajo, en un contexto en el que Moyano se mantiene enfrentado con el gobierno y prepara la ronda de paritarias de Camioneros y de los gremios que lo acompañan en la CGT opositora. Tras la audiencia de ayer la cartera laboral dictó por tercera vez la conciliación obligatoria por cinco días aunque cerca del dirigente sindical afirmaron que la tregua no será acatada.
El hijo del gremialista firmó un comunicado con críticas a la actitud de la empresa de Techint: “Volvió a mostrar la falta de voluntad para resolver la situación en la que quedaron las 18 familias que hoy no poseen trabajo”. En las reuniones previas en Trabajo la transportista había ofrecido cubrir parte de las indemnizaciones con el producto de la venta de los camiones con los que movilizaba la producción de Siderar. Esa chance fue rechazada por Camioneros, que reclama una suma total cercana a los 10 millones de pesos por los pagos fallidos luego de la quiebra.
“No cesaremos la lucha por los derechos de estos trabajadores y sus familias, por lo que comenzaremos un plan de lucha a nivel nacional, y en diversas actividades”, señala el texto. La advertencia apunta a bloqueos y paros progresivos, primero en intereses de Techint y luego, en otros servicios prestados por los choferes en todo el país.
De paso, el hijo de Moyano recordó la expropiación que Hugo Chávez había dispuesto en Venezuela respecto de Siderúrgica del Orinoco (Sidor), de Techint: “Si les faltó valor en Venezuela, no vamos a permitir que tomen valor en la Argentina a costilla de nuestros representados”.
El gremio de Moyano, hasta 2011 aliado estratégico y principal del gobierno desde los tiempos de Néstor Kirchner, tiene un potencial de daño inédito por su condición estratégica. Además del transporte de la producción metalúrgica, está en condiciones de paralizar la provisión de combustibles, de alimentos y bebidas (opera en la logística de las grandes cadenas de comercialización), el clearing bancario, el movimiento de cosechas, la recolección y el comercio fronterizo.
En lo que va del año, el dirigente había mantenido sus cuestionamientos al gobierno más en el plano discursivo que en el callejero. Incluso, pareció brindarle un guiño al Ejecutivo cuando anunció que el acuerdo salarial de su sindicato sería anual y no fraccionado, como temían en el oficialismo. De hecho adelantó que una vez iniciada la paritaria de los camioneros, prevista para mitad de año, pediría un aumento en torno del 35 por ciento, apenas cinco puntos por debajo del reclamo de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), una organización alineada a Cristina de Kirchner y encabezada por el secretario general de la CGT oficialista, Antonio Caló.
Sin embargo, la persistencia del gobierno en no abrirle espacios de diálogo y -sobre todo- en diferir respuestas concretas a las demandas de todo el arco sindical por más fondos para las obras sociales incrementó la belicosidad del gremialista.
Durante los bloqueos realizados dos semanas atrás, Siderar había advertido que de continuar la protesta habría faltantes para varias ramas de la industria. Algo similar había ocurrido en 2010 durante un conflicto parecido en el que Moyano le reclamaba a la compañía hacerse responsable solidariamente por los trabajadores de sus transportistas.
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