La presidenta Cristina de Kirchner participó este domingo en Nueva York de la «Reunión de Líderes Mundiales sobre identidad de Género» que se realizaba en el marco de la 70 Asamblea de las Naciones Unidas. «Muchas críticas que recibimos no son políticas, son críticas sexistas», afirmó durante un breve discurso.
Destacó que «hay tres ejes para lograr la igualdad de género: la autonomía económica, la política y la social. Estos ejes solo pueden darse en un país con un proceso de crecimiento económico con inclusión». Y afirmó que «en la Argentina hemos logrado un alto grado de igualdad».
Del encuentro en la sede de la ONU también formaron parte el mandatario de la república Popular China, Xi Jinping, y el titular de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quienes estaban a cargo de los discursos de apertura.
También asistieron otros 70 líderes mundiales, enviados de organismos multilaterales, entidades de la sociedad civil, del sector privado y representantes juveniles. El objetivo será la ratificación de los compromisos para disminuir las brechas de desigualdad de género en los distintos países. Tras esta actividad, Cristina no tiene agenda programada para el resto del día.
Al mismo tiempo, el edificio de la ONU, que este año celebra el 70 aniversario de la creación del organismo, está ocupado por otra cumbre, la de la adopción de metas para el desarrollo sustentable 2015. Así, fue poco el descanso que tuvo Nueva York tras el final de la visita del Papa Francisco que hoy termina la visita a los EEUU con una misa de cierre a la que se espera concurran más de un millón de personas.
De ese otro encuentro participa la brasileña Dilma Rousseff, con quien por el momento no se cruzó con Cristina. En tanto, la mandataria argentina comparte hotel con la alemana Angela Merkel, y el rey Abdalla de Jordania. No hay previsto un encuentro con el presidente de EEUU, Barack Obama, país que con el que se evidenció una cierta distancia durante este viaje. De hecho el único momento en que podían cruzarse ambos presidentes es el almuerzo que Ban Ki-moon ofrecerá a todos los jefes de Estado, pero a la que Cristina decidió no concurrir.
Aunque hoy es un día de relativa calma en Nueva York, la ciudad volverá a ser un hervidero desde este lunes cuando comience el debate general en la Asamblea de la ONU, donde a las 16.30 Cristina de Kirchner dará su último discurso como presidente, que girará en torno a los fondos buitre, Irán, el desarrollo sustentable, y la inclusión. Se espera un tono fuerte hacia EEUU.
Esta mañana arribó a Nueva York el ministro de Economía, Axel Kicillof. No solo estará junto a Cristina, que celebrará en la Asamblea la sanción de la norma antibuitres por parte de la ONU días atrás, también mantendrá contactos de cara a una audiencia que el juez neoyorquino Thomas Griesa convocó para el próximo miércoles a representantes de la Argentina y los fondos buitre.
Durante la audiencia, el magistrado respondería a la presentación que realizaron los abogados que defienden a la Argentina que la emisión del Bonar 24, de abril último, fue de características locales.
Los letrados habían sostenido en la presentación que se realizó bajo legislación argentina y su comercialización fue local.
La audiencia se hará luego de que la Corte de Apelaciones de Nueva rechazara la semana anterior la decisión del magistrado, de ampliar una acción colectiva de tenedores de bonos que demandaron la Argentina y pidieron sumarse al fallo que favoreció al fondo MNL Capital de Paul Singer.
Ese tribunal sostuvo que Griesa extendió «inapropiadamente» la demanda colectiva de tenedores de deuda impaga de bonos en euros a cualquier inversor que posea esos papeles, en lugar de circunscribirla a aquellos que aún los tienen en su poder.
Griesa había dado lugar a que todos aquellos tenedores de bonos argentinos en euros en cesación de pagos, se puedan presentar como partícipes de la demanda contra el país por más que se hayan desprendido de esos títulos en el mercado financiero.
La Corte ya había revertido el 10 de agosto una orden similar del juez Griesa que amplió la categoría de bonistas, denominados «me too», que podían reclamar derechos en otras ocho acciones judiciales colectivas contra Argentina por deuda incumplida.
La mandataria llegó el sábado casi al mediodía después de un vuelo con escala y un recorrido de la caravana desde el aeropuerto JFK hasta el hotel Mandarin Oriental bastante más demorado que lo estimado por el servicio secreto que custodia en Nueva York a mandatarios. En la vereda del hotel, además del viento frío que se había levantado a esa hora y que soplaba desde Central Park, esperaban los custodios, la avanzada del equipo del gobierno y una pareja de argentinos turistas, que se autodeclararon kirchneristas y con un único objetivo: conseguir una selfie con Cristina de Kirchner. Para eso se habían pertrechado con equipamiento casi profesional.
Junto con Cristina de Kirchner llegaron en el avión presidencial Héctor Timerman; el secretario de legal y Técnica y candidato a vicepresidente por el Frente para la Victoria, Carlos Zannini; el titular de la Agencia Federal de Inteligencia, Oscar Parrilli, y al secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro.
Ni bien llegó al Mandarin Oriental, y después de la mencionada selfie festejada por la Presidente, la comitiva tomó los ascensores hasta el piso 35 donde funciona el verdadero lobby del hotel con una de las mejores vistas que se puedan pedir de la zona de Central Park. Desde allì y hasta el piso 80 se ubican las habitaciones y suites presidenciales.
Fue un mediodía de reclusión para la comitiva. Cristina de Kirchner marchó a su suite y al poco tiempo comenzó a tuitear desde allí cuestionando a medios por las evaluaciones que hicieron sobre el patrimonio de su hijo Máximo.
Zannini partió también hacia a su habitación, igual que Timerman. El canciller, de todas formas, era el de mejor humor en la comitiva al punto que recomendó a periodistas y presentes salir a pasear por la ciudad y «tomarse el día».