Joaquín Ramón Martínez Sabina nació en la ciudad española de Úbeda, en Jaén, en la comunidad autónoma de Andalucía, hace exactamente, este miércoles, 71 años.
“Lo primero que quise fue marcharme bien lejos”, dijo en una entrevista con motivo de su cumpleaños anterior, el de los redondos 70. En ella contó cómo, a los 17 años, se fue de su ciudad natal a Granada a estudiar Filología Románica a Granada.
Fue el segundo hijo de Adela Sabina del Campo, y del inspector de policía Jerónimo Martínez Gallego.
Siete años después de abandonar el domicilio paterno, se iniciaba en la música, con su guitarra, pero ya fuera de España: en bares y restaurantes de Londres, donde se había exiliado del régimen franquista. Su hermano mayor era policía como su padre, quien había recibido una notificación para detener a un tal Sabina, su hijo, por “actividades comunistas”. En Granada, Joaquín participaba del movimiento Poesía 70 junto a, entre otros, Luis Eduardo Aute y Carlos Cano. No sólo letras, sino acción: participó del lanzamiento de un cóctel molotov contra una sucursal del Banco de Bilbao en una de las tantas protestas contra un juicio a militantes de la organización independentista vasca ETA.
Antes de subirse a los escenarios en la capital británica, hacia donde partió con el pasaporte que le prestó un amigo, trabajó allí como mozo, entre otros oficios al paso que incluyeron el de maquillador de muertos.
“No he tenido nunca visión a largo plazo, no he hecho nunca una cosa pensando en el año que viene. Solo sé vivir el día a día. Y en el día a día, por lo pronto, tengo la suficiente mala salud de hierro para seguir disfrutando. Cuando no la tenga, ya veré qué carajo hago”, respondió ante la pregunta de cómo imaginaba el futuro a sus siete décadas.
Sus 71 años los pasa este miércoles en Madrid, otra vez sobre un escenario. Después de dos años de viajes por todo el mundo presentando su última producción, Lo niego todo, editada en 2017, estará por la noche junto a otro aprendiz incansable: Joan Manuel Serrat. Ambos en el segundo de los dos conciertos consecutivos programados en el Palacio de los Deportes de la capital española.
Su primer álbum vio la luz 39 años antes, en 1978. Es Inventario, que recreó una serie de textos que había publicado ya en un libreto de canciones bajo el título de Memorias del Exilio, en 1976.
“Escucho a Bob Dylan, Leonard Cohen, Georges Brassens y algunos italianos que me gustan mucho. También tango y José Alfredo Jiménez. Pero en mi vida diaria prefiero un buen libro un millón de veces. Mi gran pasión es el lenguaje”, dijo ante la pregunta por la inspiración al momento de componer.