Los músicos argentinos Tomás Nochteff y Carmen Burguess formaron el proyecto artístico Mueran Humanos en 2006, cuando se cruzaron en Barcelona, luego de que ambos emprendieran un viaje sin rumbo fijo a Europa. Él venía de tocar en el grupo post-punk Dios, una atípica banda con la que editó un disco homónimo y que con el tiempo se transformó en grupo de culto. Ella formó parte de la banda punk Mujercitas Terror, grupo con elementos indie y noise que sigue en actividad. Ya afincados en Berlín desde 2008, lanzaron dos discos: el homónimo y oscuro Mueran Humanos, en 2011, que fue editado en Italia y Estados Unidos, y el sofisticado Miseress, en 2015.
Su propuesta combina elementos retro, tales como la música electrónica seminal del grupo Suicide y de rock teutón –conocido como krautrock–, con el bajo distorsionado de Nochteff al frente de la mezcla, e influencias pop, que le aportan el formato canción al collage experimental, con Carmen en los sintetizadores y la percusión. Ambos cantan sus introspecciones en un español rioplatense perfectamente discernible, no exentas de humor negro, que pese a la carga de oscuridad resultan pegadizas.
Como parte de su gira por Sudamérica el dúo visitará Rosario por primera vez el sábado 11 de febrero a la medianoche, y se presentará en Floyd Rock Pub (Dorrego 1362), junto con los teloneros Víctima del Vaciamiento y Black Pope Francis. Las entradas anticipadas se consiguen en Utopía Records (Maipú 778). La velada también incluirá música de la DJ Tau Ceti.
En diálogo con El Ciudadano, Tomás Nochteff habló de las motivaciones artísticas detrás de Mueran Humanos, brindó detalles de su segunda placa Miseress y se refirió a las vicisitudes económicas que debe atravesar una agrupación under “a la que le importa un bledo su «carrera»” porque “surge de un lugar de libertad”.
—¿Qué hay detrás de un nombre que parece tan hostil como Mueran Humanos?
—Trabajaba en un diario de corrector y cuando terminaba mi jornada agarraba periódicos y recortando los titulares armaba poemas automáticos. Como todas las palabras de los titulares de los diarios son terroríficas, los poemas eran apocalípticos, por eso cuando empecé a hacer un fanzine con esos textos le puse Mueran Humanos. Cuando empezamos la banda nos pareció un buen nombre, genera confusión, molesta, venimos de una mentalidad punk, nos divirtió ponérselo. Lo malo es que siempre hay que estar explicándolo, pero es como tu cara: la podés odiar pero tenés que convivir con ella.
—En “Miseress” suenan más refinados y menos abrasivos que en el disco anterior; ¿fue una búsqueda deliberada o están menos nihilistas?
—Definitivamente es un sonido más sofisticado y trabajado; eso fue adrede porque siempre queremos evolucionar y hacerlo mejor; somos muy ambiciosos en el sentido artístico: no nos conformamos con lo primero que sale. Si no, ¿para qué molestarse en grabar y editar un disco así nomás? Sin embargo, en Miseress hay momentos más abrasivos que en nuestro primer disco, es más variado, va de lo más suave que hicimos a lo más abstracto y de ahí a lo más corrosivo. Creo que llevamos al extremo elementos sonoros que estaban latentes en nuestro primer disco. El horror y la belleza siempre convivieron en nuestra música y nuestra estética, nunca nos limitamos, lo exploramos todo y también la convergencia entre los dos. Pero definitivamente no nos ablandamos, si esa era tu pregunta.
—¿Qué le aporta la urbanidad berlinesa a su sonido? ¿El entorno influye a la hora de componer o simplemente se encierran en una habitación?
—Simplemente nos encerramos en una habitación. Somos gente de ciudad y eso nos determina en todo sentido, pero no es algo de una ciudad específica, no veo la influencia específica de Berlín. Obviamente hace nueve años que vivimos acá y algo se habrá colado, pero también a partir de la banda viajamos mucho o sea que en nuestra mente hay muchas ciudades.
—Viven en Alemania pero sus letras son en castellano. Podría decirse que es una limitación idiomática, pero no: el español le da singularidad a la banda.
—Sí, fue y es una limitación muy grande para nuestra “carrera”, pero a nosotros nos importa un bledo nuestra carrera, para nosotros esto es nuestra vida, y en nuestra vida queremos hacer lo que deseamos. Una banda como nosotros surge como un lugar de libertad, en el que no existe la censura ni el control social. Cuando pasa cierto tiempo aparece el concepto de carrera y eso es lo que los termina doblegando, cuando empiezan a aplicar la lógica del mercado para mí ya fracasaron, ya se rindieron, se pierde la esencia; eso pasa incluso en el underground, que también es un mercado, también tiene normas y modas y la mayoría de los grupos se allanan a eso. Nosotros siempre escapamos a esa mentalidad y rechazamos el concepto de carrera, como rechazamos el concepto de género. Si bien trabajamos duro y somos ambiciosos, no nos dejamos contaminar, nos cuidamos mucho en ese sentido. Si perdiéramos esa libertad, lo perderíamos todo y nada de esto tendría sentido.
—Mueran Humanos es conocido mundialmente, tienen discos editados por sellos de Europa y norteamericanos pero siempre dentro del underground. Ustedes reniegan del término carrera musical, pero ¿viven de su arte, o tienen empleos en Berlín?
—Hace mucho que empezamos a ganar algo de plata con la banda pero no lo suficiente para sostenernos y la mayoría lo reinvertíamos en horas de estudio, instrumentos, etcétera. O sea que era un poco hacer equilibrio entre trabajos temporales y giras, poniendo siempre la banda por delante. Pero desde hace un tiempo vivimos de esto. Es un alivio porque no somos trabajadores calificados, no tenemos un oficio. Ni siquiera podríamos mantener un trabajo, porque giramos como mínimo una semana por mes.