El cabo principal Hernán Fernández, cocinero del aviso ARA Suboficial Castillo, fue evacuado en grave estado, aunque compensado, de la Antártida. El marino sufrió el mismo cuadro crítico que llevó a la muerte el 25 de enero pasado al teniente de fragata médico Alejandro Martín Schneiter, también del remolcador Castillo. La evacuación de Fernández se produjo en el mismo vuelo de un Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina que trasladó el cuerpo de Schneiter a Ushuaia. Ambos padecían diarrea, fiebre, deshidratación y, en el caso de Fernández, abundante expectoración sanguinolenta. Todos síntomas de una infección aguda que se generaliza como neumonía. La presunción que toma a su cargo una investigación en la Justicia federal de Ushuaia (bajo la carátula de muerte dudosa) es que Schneiter –quien había embarcado en el Castillo con un cuadro febril y diarrea– podría haber sido portador de un virus o una bacteria.
La Dirección Nacional del Antártico ordenó extremar medidas de control sanitario en el Aviso ARA Castillo, así como en la base Carlini y Esperanza, donde estuvieron transitoriamente los enfermos para la primera atención médica.
La tragedia arrancó cuando el médico Schneiter embarcó en el Aviso Castillo con un cuadro febril y diarrea. Se automedicó con ampicilina que enmascaró la gravedad del cuadro clínico. Schneiter había probado su expertise en el continente blanco, estuvo un año de invernada en la base Orcadas y antes había trabajado para Médicos Sin Fronteras. Esas características podrían haber incidido en que evitara exteriorizar la realidad de su dolencia.
El aviso Castillo cumplía tareas de apoyo en la campaña de verano y también estuvo asignado a la XVIII Patrulla Antártica Naval Combinada. Schneiter era el único médico para toda la tripulación del buque. El sábado 23 de enero, ante la gravedad de su estado, el comandante, capitán de corbeta Alejandro David Gottifredi, decide trasladarlo a la base Esperanza. Fuentes de esa base confirmaron que se le pasó suero y medicamentos y que, luego de estabilizarlo, retornó al navío. El domingo 24 su estado empeora y el comandante del Castillo pide ayuda médica. Desde la base Carlini, en un bote, se traslada el teniente coronel médico Mariano Godoy y también un médico del buque Vanguardia, de la Armada Nacional del Uruguay. Ambos efectúan maniobras de resucitación pero Schneiter estaba ya deshidratado, en crisis terminal, y fallece.
El único parte de la Armada dice que el deceso se produjo por un infarto no traumático. Otras fuentes médicas con acceso a la ficha del enfermo opinan que la suerte del médico naval quedó sellada por la deshidratación grave e hipopotasemia (pérdida de potasio). Más claro: “Lo mató la diarrea y su cara inmediata, la deshidratación aguda”, concluyó la fuente. Quedan interrogantes.