El asesinato del hincha de Belgrano que fue arrojado de la tribuna del estadio Mario Alberto Kempes en medio del clásico contra Talleres puso en la agenda mediática nuevamente la violencia en el fútbol. Las políticas públicas de parte del Estado, las estrategias de trabajo para la reducción de las violencias en la cancha, el rol del hincha y del barra y el papel que juegan todos los actores cada vez que se disputa un parido fueron algunos de los puntos que trató José Garriga Zucal, doctor en Antropología social (UBA), quien se desempeña como investigador del Conicet y docente de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam). El especialista define: “Si empezamos a trabajar estos temas en el fútbol, en algún momento vamos a tratar la violencia de género”, con la que el concepto de masculinidad y territorio está vinculada.
Garriga Zucal, en una entrevista con el programa Feos, Sucios y Malos de Radio Universidad Rosario (lunes a las 21) resaltó que de su experiencia de trabajar la violencia en el fútbol desde finales de los 90 descubrió que los episodios se repiten. Cuando hay un muerto, el tema vuelve a aparecer en los medios, pero nunca cambia nada. “Lo que llama la atención es que hacía mucho tiempo que no se veían muertes dentro de un estadio y durante un partido de fútbol”, sostuvo el investigador.
El antropólogo analizó las imágenes que aparecieron el fin de semana pasado: una secuencia captó cuando un grupo de hinchas golpea y arroja a Emanuel Balbo al vacío, y remarcó que lo que le sorprendió fue la cara del resto de los espectadores. “No eran barras los que estaban alrededor de los agresores, eran espectadores y no intervinieron, como legitimando la paliza”, indicó Garriga y puso énfasis en este punto para pensar el fenómeno de la violencia en el fútbol y no reducirlo sólo a un problema de la barra brava, sino “que es un tema más complejo donde nadie interviene porque se hizo normal, natural: que se pegue, que se mate y también que se espera que eso pase”.
Actores, roles y prevención
El especialista explicó que la violencia en el fútbol no hay que pensarla como aislada de la sociedad, sino que tiene vínculos con ella, pero no es un reflejo al poseer una lógica particular que es específica del mundo del fútbol. No se debe tomar como una isla. “Si analizamos la lógica del aguante –concepto desarrollado por estudiosos del tema en la Argentina en los últimos años–, existen ciertas lógicas de masculinidad asociada a la violencia, a la defensa del territorio como propio y a pelearse como un símbolo de prestigio. Obviamente, esto lo podemos encontrar en diferentes grupos. Por ejemplo: la violencia y la masculinidad están relacionadas también con la violencia de género. Sin embargo, hay una particularidad en cómo se ordenan en el mundo del fútbol que lo hace bien específico. Lo que sí es cierto es que si empezamos a trabajar estos temas en el fútbol, en algún momento vamos a tratar la violencia de género”.
El antropólogo consideró que las estrategias para la prevención tienen que involucrar a todos los actores. “No podemos reducirlo a las barras. Hay que pensar cómo un hincha que no es barra, con sus prácticas puede llegar en algún momento a legitimar la violencia. Pensar de qué manera los medios de comunicación construyen como folclore del fútbol los hechos violentos”.
Estrategias
Para el investigador, las políticas públicas para la prevención de actos violentos son a largo plazo y deben abordar temas como cortar los vínculos de la barra con los dirigentes políticos y también de los clubes. Trabajar con la Policía debido a que por acción o por omisión contribuye a actos violentos en el ambiente del fútbol. “Con el grupo de investigadores que trabajo sabemos que las soluciones son a largo plazo. Cuando planteamos a algún funcionario que estas estrategias darán resultados en 10 años, tenemos como respuesta que dentro de cuatro ya no están más. Tenemos que darnos cuenta de que estos caminos están equivocados, porque se transforman en repetitivos: no tienen como objetivo modificar las conductas y dejar de legitimar acciones que son ilegítimas”.
A su vez, Garriga señaló que el Estado tiene que intervenir en todos los niveles. “Lo que se vio en todo este tiempo y con los diferentes gobiernos es que cada vez que pasa algo la reacción del Estado es lavarse la manos”, describió el antropólogo, para destacar como un buen primer paso un decreto del Estado Nacional presentado en los últimos días, donde se traspasa el control de la lista de admisión desde los clubes a la seguridad pública de los diferentes niveles del Estado. En la Santa Fe, se había anunciado antes, a finales de marzo: los cinco clubes que juegan en la primera división del fútbol argentino (Newell’s, Central, Colón, Unión y Atlético Rafaela) y decenas de instituciones deportivas de ligas menores y regionales cedieron la aplicación del derecho de admisión al Ministerio de Seguridad.
Inglaterra: triunfo del consumo
Sobre el rol del hincha en la cancha, el antropólogo José Garriga Zucal explicó la política que aplicó el Reino Unido para tratar la violencia desatada por los barrabravas, los célebres hooligans, la cual tuvo actos vandálicos y crímenes dentro de los estadios hasta el año 2000. “Inglaterra no resolvió el problema, sino que lo desplazó. No es que no hay más violencia, sino que no sale en la tele porque cambiaron el rol de la persona que va a ver un partido de fútbol”.
El antropólogo destacó que en vez de tener un rol protagónico, como el hincha argentino, el espectador inglés hizo del partido un espectáculo más dedicado al consumo. “La persona va como espectador, come y toma algo y se sienta también a ver fútbol. El valor del ticket se incrementó un 1.700 por ciento en poco tiempo y se dieron cuenta de que el espectáculo del fútbol vende mucho más que la muerte. No es del todo efectivo, pero se podría analizar cuáles de estas políticas fueron más efectivas en los países de todo el mundo”.