José Eduardo Pérez, de 37 años, conocido como Popón, estaba en la noche de este jueves en la zona de calles Garibaldi y Colón, en barrio Tablada, cuando desde un auto del que aún no se tiene identificación le dispararon varios tiros, tras lo cual los atacantes huyeron a toda velocidad del lugar. No hay hipótesis firmes de la ejecución, pero un investigador deslizó que pudo ser un ajuste a pedir de unos de los capos de los Fonavi de barrio Grandoli, hoy preso pero con activo liderazgo en su disputa con el lindero barrio Municipal. Pero la versión fuerte es que le dieron a un blanco equivocado.
En el momento del homicidio estaba cortada la luz, a una cuadra del lugar se había desatado un tiroteo y –de acuerdo con esta hipótesis– Pérez estaba en el lugar y momento equivocado en un barrio azotado por la violencia en estos últimos dos años.
La víctima recibió tiros en el pecho y en las piernas alrededor de las 23 de este jueves, precisaron fuentes del caso. Allegados lo trasladaron de inmediato, en un auto particular, hasta el Hospital Roque Sáenz Peña. Pero los médicos de ese centro asistencial, al observar la gravedad de su estado, avisaron al servicio de emergencias Sies, que en una ambulancia lo derivó al hospital de emergencias Heca. Pérez no resistió y falleció en ese segundo viaje. Había pasado media hora del ataque.
Según investigadores y amigos de la víctima, Pérez, conocido con el apodo de Popón, había residido en Roldán, pero era de la zona de Centeno y Ayacucho, a metros de donde lo mataron. Tenía esposa y dos hijas y había vuelto a su lugar de origen. “No tenía antecedentes ni broncas con nadie. Trabajaba en Expreso Brío en un camión de reparto 12 horas por día”, aseguró un amigo de la víctima. “Un rato antes hubo tiroteo por Necochea, o sea a la vuelta, y para mí que tiraron al montón”, agregó sobre el destino trágico del repartidor. “En Tablada siempre pasa lo mismo”, resumió.
El fiscal de Homicidios Dolosos Miguel Moreno está a cargo del caso, con la colaboración del personal de la comisaría 15ª –jurisdicción en la zona– y el Gabinete Criminalístico de la Policía de Investigaciones.
Violencia letal en Tablada
Barrio Tablada fue escenario recientemente de otros hechos de violencia letal, como el del domingo 18 de marzo pasado, cuando asesinaron a Jorge Javier Ayala, de 20 años, en la puerta de una Iglesia Evangélica ubicada en Tafi al 3800.
El último miércoles, en un hecho que no registró muertes pero repercutió en el barrio por la cantidad de disparos que escucharon los vecinos, pasadas las 22 fue herido Leandro E., en ambas piernas. El joven, de 29 años, estaba en la esquina de Chacabuco y Seguí cuando desde una Kangoo tres tiradores desataron una lluvia de balas sobre el joven, que de milagro sobrevivió y fue a parar al hospital Roque Sáenz Peña. De nuevo, un investigador enmarcó el ataque como una orden de un capo de barrio Grandoli enfrentado con los clanes Caminos y Segovia por el territorio en distintos barrios de zona sur. En el lugar efectivos de la seccional 16ª juntaron 4 vainas.
El 23 de marzo, en la misma zona, perpetraron un múltiple crimen: tres hombres perdieron la vida cuando varias personas que se movilizaban en un auto se bajaron frente a la vivienda donde estaban, en Colón y Presidente Quintana, y les dispararon a quemarropa. En este hecho, se deslizaron vínculos con un histórico conocido de la barra brava de Newell’s.
Los enfrentamientos, desatados una década atrás entre los barrios Municipal y Grandoli, arreciaron desde marzo de 2016, con un saldo provisorio de 45 víctimas fatales en disputa por territorio para la venta de estupefacientes, el paravalanchas leproso, la afirmación de identidad de jóvenes de sectores populares y las venganzas que se apilan en efecto dominó.
Más tiros
Un comercio ubicado frente a la villa del Tanque fue atacado a tiros en la noche de este jueves. De acuerdo con la denunciante, una mujer de 48 años, una moto pasó por avenida Grandoli al 4100 y uno de sus dos ocupantes disparó en varias ocasiones contra el frente del local, cuyas persianas quedaron marcadas por los tiros. Voceros del caso dijeron que este local es propiedad de la familia de un policía denunciado por Adrián “ Cable” Solís, preso por los crímenes de los hermanos Jonatan y Alexis Funes y también por el intento de homicidio del padre de estos: según el denunciante, este uniformado, que trabaja en la comisaría 15ª, le reclamó 15 mil pesos “para no tener problemas en el barrio”.