En Argentina ocurre una muerte súbita cada 15 minutos y a pesar de que se sabe que la rehabilitación cardiopulmonar (RCP) en los primeros minutos sumado al uso de un desfibrilador puede salvar el 70% de las vidas, la mayoría de las personas no sabe qué hacer si alguien se desploma y tampoco hay desfibriladores en todos los lugares donde debería haber de acuerdo a la ley nacional, señalaron especialistas en la marco de la semana para visibilizar esta forma de fallecimiento.
«Estábamos trabajando y una compañera salió de la oficina de al lado gritando: ‘Darío se desmayó, llamen a una ambulancia, se lo ve mal’. Mientras unos compañeros lo ponían en el suelo, otra llamó al 911. No sabíamos qué hacer», relató Sonia (39 años), quien trabaja en pleno centro porteño.
Y continúa: «Como respuesta al 911 llegó la policía, claro, ahí nos dimos cuenta de que tendríamos que haber llamado al 107 que es el SAME. En planta baja había un desfibrilador pero nadie sabía cómo usarlo. Mi compañera que había llamado al 911 recibió una videollamada del SAME donde comenzaron a darnos instrucciones sobre cómo hacer las compresiones en el centro del pecho».
«A los pocos minutos llegó la ambulancia, usó el desfibrilador, le aplicó inyecciones y lo reanimaron. Fue un momento tremendo. Afortunadamente hoy Darío está bien, pero la sensación que nos quedó fue que nadie sabía qué hacer. La mayoría hicimos un curso de RCP después y nos enseñaron a usar el desfibrilador, pero tuvimos que atravesar eso para darnos cuenta de la importancia de hacerlo», contó.
Qué es la muerte súbita
Según la Fundación para la Prevención de la Muerte Súbita (FuPreMus), siete de cada diez de estos fallecimientos se dan en el ámbito extrahospitalario «transformando a la comunidad no médica en la primera encargada de atender un episodio de esta naturaleza, por lo que el acceso a una atención oportuna depende de la sociedad en su conjunto».
«La muerte súbita es un acontecimiento natural e inesperado que ocurre dentro de la hora de iniciados los síntomas (dolor de pecho, pérdida del conocimiento, no poder responder a estímulo alguno, dejar de respirar) y generalmente está desencadenada por una arritmia, producto de una cardiopatía -conocida o no-«, señaló a Télam Augusto Atienza, médico cardiólogo, Jefe del laboratorio de Electrofisiología y Arritmias del Hospital de Clínicas de la UBA.
Y continuó: «La diferencia entre la muerte súbita y el infarto de miocardio es que este último es un concepto más amplio, es decir, una de las formas de presentación es la muerte súbita, pero puede iniciarse con un dolor de pecho, sensación de falta de aire, mareo, náuseas, sudoración, malestar o ansiedad».
El especialista señaló que «en el 80% de las personas que fallecen por muerte súbita, este suceso es producto de una enfermedad coronaria; del porcentaje restante, de un 10% a un 15% presentan una miocardiopatía hipertrófica (engrosamiento de la pared muscular del corazón), dilatada (agrandamiento de los ventrículos cardíacos) y chagásica (inflamación del músculo cardíaco)».
«Pero -advirtió- en un 5% a un 10% de quienes mueren súbitamente no hay cardiopatías como causa. Su corazón es sano y lo que sucede es una alteración eléctrica primaria llamada canalopatía, de causas genéticas. Se da más típicamente en personas menores de 45 años que son sanas».
La importancia de la RCP y el uso del desfibrilador
Por su parte, la médica cardióloga Ana Salvati, presidenta de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA), recordó que «una rehabilitación cardiopulmonar (RCP) correctamente practicada e iniciada antes de los tres a cinco minutos de producido el paro cardíaco, sumado al uso de un desfibrilador automático, permite que aproximadamente el 70% de las víctimas lleguen con vida a un centro asistencial; la posibilidad de sobrevida luego dependerá de la patología de base».
En 2015, se aprobó en Argentina la Ley 27.159, de prevención integral de la muerte súbita, y en julio de 2022 se reglamentó; la normativa establece que los lugares públicos y privados de acceso público con concentración o circulación superior a 1.000 personas por día deberán contar con al menos un desfibrilador automático externo (DEA) y personas entrenadas en RCP.
«Desde la Fundación vemos un escaso cumplimiento de la Ley y hasta el momento ninguna jurisdicción en el país adhirió. Lo que observamos es que las entidades en forma individual deciden adquirir los DEA y entrenar equipos de rescatistas en esfuerzo dispares. Algunos sin ningún organigrama programado, otros adhiriendo a programas como el de «Cardiorrescate» implementado por la FCA», describió Salvati.
Este programa de la Fundación hace un estudio de la planta física y barreras para el acceso al DEA y el entrenamiento de los rescatadores necesarios acorde a la cantidad de personas que transitan el espacio y el nivel de riesgo; además, realiza los simulacros para verificar la adecuada comprensión y realización de toda la atención en la emergencia.
La prevención
En relación a la prevención, Atienza señaló que «quienes tienen más de 45 años, antecedentes familiares de muerte súbita sin importar la edad, hayan tenido un síncope (pérdida transitoria de la conciencia con recuperación completa en pocos minutos o segundos), comienzan a hacer deporte o practiquen un deporte competitivo deben hacer una consulta con un cardiólogo».
En tanto que Salvati indicó que «si bien es difícil individualizar personas que están aparentemente sanas con estudios de rutina para predecir una muerte súbita, existen causas que predisponen como la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardíaca, ciertas cardiopatías congénitas complejas, el consumo de drogas como la cocaína, etc.; por eso es fundamental el control médico periódico y adoptar hábitos de vida saludables».
En este contexto y organizada por la FCA, del 21 al 27 de agosto, se llevará a cabo la 8ª Semana de Concientización y Prevención de la Muerte Súbita; además hasta el 29 de septiembre la Fundación otorgará mil becas para tomar cursos de RCP gratuitos.
Por su parte, FuPreMus también realizará una campaña con un spot protagonizado por Jean Pierre Noher, Luis Machín, Ana María Picchio, Boy Olmi e Ileana Calabró en el que instan a guionistas, directores y productores a que «si van a matar a nuestros personajes, háganlo de muerte súbita, que es más creíble porque ocurre una cada quince minutos».
El mensaje final del spot, y de todos los especialistas, es un llamado a realizar el curso de RCP, una capacitación que puede ayudar a salvar la vida de una persona que se desploma en la calle, un compañero de trabajo, un amigo o amiga o un familiar.