Se fue. Le contaron hasta diez y no reaccionó. Aceptó la cuenta final. Su luz se apagó a los 74 años. Cassius Marcellus Clay – Muhammad Alí, esquivó, respondió y soportó los más duros golpes de adversarios tallados en la rudeza de las calles y los rings. Soportó y esquivó, hasta que dijo basta, los golpes del señor Parkinson.
“¿Who is Mister Parkinson?”, preguntó desafiante ante numeroso público en una convención de recaudación de fondos para la lucha contra la enfermedad. “¿Quién es ese señor Parkinson que cree que puede vencerme?”. “Le digo al señor Parkinson que no lo logrará. Una vez más saldré vencedor”.
Muhammad Alí es un hombre-leyenda. ¿Cómo podemos separarlos? Es imposible. El tiempo lo modeló y lo construyó único. Su talento, su firme personalidad, su carisma absoluto, sus decisiones avasalladoras, prepotentes y su hermandad con las causas más nobles de la condición humana, forjaron su historia. Se hizo a los golpes. De la vida y de los rings.
Un rebelde cultural de los Estados Unidos. Un relámpago de inquietudes y reclamos sociales. En los tristes años de la Guerra Fría, tuvo el coraje de negarse ir a Vietnam.
Señaló entonces que “no tengo nada malo con los vietnamitas. No me hicieron ningún daño. ¿Por que voy a ir a pelear con ellos?”.
Se convirtió a la religión musulmana, atraído por los pensamientos de Malcom X. Desafió a ídolos como Superman, Elvis Presley, Rocky Marciano, quienes no se atrevieron a decirle NO al gobierno estadounidense.
Su primera rebeldía fue a los 18 años. Campeón Olímpico en Roma (Italia), arrojó la medalla de oro al río como señal de protesta por las diferencias raciales.
Quedan en la historia universal sus combates crueles y alucinantes con Joe “Smoker” Frazier, George Foreman. La pelea con Oscar Natalio “Ringo” Bonavena, que paralizó la vida activa de la Argentina un sábado 7 de diciembre de 1970. Su último choque con Frazier, en 1975, en Manila, mereció el calificativo de “una lucha de dos dinosaurios famosos. Suben a ganar o morir”. Ganó Muhammad Alí, pero en realidad perdieron los dos. Ambos comenzaron a morir.
Su última presentación fue en 1981. Ya lejos de sus mejores momentos, perdió por puntos con Trevor Berbick. Al bajarse del ring esa noche, se fue el boxeador y nació la leyenda. Registró 61 combates rentados. Ganó 56 con 36 definiciones antes del límite. Perdió 5.
En el año 2012 fue elegido por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) “El Rey del Boxeo”.
Se fue un maestro, un artista del noble deporte de los puños. Combinó a la perfección el baile de Fred Astaire o Gene Kelly con la magia de Charlie Chan. Fiel a su lema, que nunca traicionó: “Floto como una mariposa y pico como una abeja”. Se fue de gira. Hasta siempre y gracias, maestro.