Cecilia aprovecha el recorrido del colectivo que la lleva desde su casa hasta la planta de Villa Constitución para charlar y conocer a compañeras y compañeros de otros sectores. Ella trabaja desde hace un año como trefiladora en Acindar. Su tarea es estirar alambre hasta alcanzar la medida requerida para la construcción, el agro o la industria. Es una de las tres primeras en ingresar a ese puesto, junto con Jimena y Eliana. Después de 75 años, en octubre de 2019 la planta decidió sumar mujeres como operarias y replicar la experiencia que inauguró la firma controlante, en Brasil. Cecilia, Jimena y Eliana integran el 8% de la masa laboral femenina del rubro, según datos del Ministerio de Trabajo de Nación. Para ellas, el ingreso fue la apertura a una nueva salida laboral. Este mes cumplieron su primer año de trabajo y esperan que otras mujeres puedan sumarse a la tarea. Ya adelantaron que ingresaron otras dos mujeres en la planta de San Nicolás, en la provincia de Buenos Aires.
“Estoy muy contenta. Es algo muy importante. Creo que las empresas y los empresarios ya comenzaron a abrirse. Ahora sigue que nosotras sigamos postulándonos y perseverando para entrar a estos puestos y dar lo mejor, porque el trabajo no tiene género”, dijo Cecilia a El Ciudadano.
Cecilia Pérez Urquiza es técnica en electromecánica y refrigeración. Tiene 24 años y estudia ingeniería mecánica en la sede local de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN). Nació en Entre Ríos, pero vive en Rosario. El año pasado, cuando se enteró de la convocatoria, envió un curriculum a la empresa y resultó seleccionada. Para ella representó la posibilidad de trabajar de lo que le gusta, mientras continúa con sus estudios; este año de forma virtual por la pandemia. “Siento gran felicidad yendo a trabajar todos los días. Conocí a personas excelentes. Es un cambio muy significativo y una meta alcanzada. Son esos objetivos donde pensás que las probabilidades de cumplirlas son pocas, pero los alcancé. Fue inesperado pero muy anhelado”, contó.
Antes de entrar a Acindar, Cecilia reparaba equipos electromecánicos y trabajaba en ventas y administración. Siempre le gustaron las tareas dentro de una fábrica. Tenía el conocimiento teórico que estudió en la facultad, pero aprendió el proceso final en las capacitaciones. “Es muy llevadero, porque hay mucho trabajo en equipo, a pesar de estar en diferentes máquinas, tanto de ellos con nosotras como de nosotras hacia ellos. Todos los días se aprende algo nuevo. Cada puesto y máquina es diferente y tiene sus cosas. Estamos constantemente instruyéndonos”, describió.
Para ella no hubo tareas difíciles: todo lo aprendió de la forma más fácil y con seguridad. “Lo que más me gusta es que es un trabajo muy activo donde tengo que recorrer los más de 15 metros de máquina. La verdad es que estoy muy contenta. Amo el rubro, estudio eso y es algo que me gusta. Aprendo todos los días algo nuevo y el ambiente de fábrica es muy lindo”, agregó.
Cecilia asegura que el trato con directivos y compañeros es muy bueno. “Estamos aprendiendo todos juntos. Son más de 75 años sin mujeres en la parte operativa, entonces es un momento de cambios y aprendizajes. La verdad que todos están muy abiertos y siempre se puede hablar. Lo más importante es poder debatir e intercambiar opiniones manteniendo el respeto por el otro”, contó.
“Espero que muchas más mujeres se animen a sumarse porque es algo muy importante y es un mito que es un rubro de hombres: esto es de todos. Es la posibilidad para muchas de trabajar de lo que nos gusta”, cerró.
Jimena Quevedo tiene 35 años y es técnica en seguridad e higiene. Desde hace 12 años trabaja dentro de la planta para empresas contratistas en el área de Seguridad. Cuando supo que la firma buscaba operarias, no dudó en dejar su curriculum. No conocía la tarea que hoy le toca realizar, pero sabía que su lugar era operando máquinas.
“Es difícil cuando una comienza a trabajar y no conoce demasiado la tarea. Al pasar los días comienza a ser normal. Lo que más me gusta del trabajo es sentirme útil y poder hacer la tarea que realizo”, contó quien hoy se emplea en el área de trefilado en tres turnos rotativos.
“Siempre me llamó la atención la producción. Para mí es un sueño cumplido. El ingreso de las mujeres a la planta es un gran cambio y muy bueno para las demás mujeres”, amplió. Y también destacó, como Cecilia, el buen trato con los directivos y los compañeros de trabajo.
Jimena señaló que en la actualidad las tareas están mecanizadas, y que el secreto está en cómo ejercer la fuerza de forma adecuada. “Nadie nació sabiendo, todo se aprende, con ganas, voluntad y esfuerzo. Ahora está todo más sistematizado, se agregaron máquinas nuevas. El ingreso de mujeres a la planta habilita una nueva posibilidad de trabajo. Estoy conforme y contenta. Es un punto a favor para las mujeres en cuanto a la igualdad de género”, agregó.
Eliana Palavecino tiene 29 años y desde que terminó el secundario buscó trabajar en fábricas. “Me encanta todo lo que sea herramientas y procesos industriales. Es una experiencia hermosa”, contó.
Acindar fue fundada en 1942 y es una de las siderúrgicas más grandes del país. En la actualidad está a cargo de ArcelorMittal, la mayor siderúrgica del mundo, con sede en Luxemburgo, que emplea a cerca de 200 mil trabajadores en más de 60 países. La empresa siempre contrató a mujeres, pero en labores administrativas y de seguridad industrial, o expertas en sistemas e ingenieras. Es la primera vez que contrata operarias de planta.
Sin distinción
En la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) celebraron la incorporación de mujeres a las fábricas y destacaron que no existen diferencias de género en cuanto a la remuneración por igual tarea. Al tiempo el gremio aclaró que las categorías en el rubro no tienen relación con la fuerza de trabajo, sino con el desarrollo intelectual y productivo de cada trabajadora y trabajador. Para un sindicato históricamente poderoso y abrumadoramente compuesto por hombres, es una buena noticia que una de las mayores compañías del sector en el país siga ese camino.