La primera aviadora del reactor de combate argentino Pulqui, Luisa Quiroga, fue distinguida ayer junto a mujeres militares que participaron en roles no tradicionales en las Fuerzas Armadas, durante el acto de lanzamiento del libroEquidad de género y Defensa, presidido por el ministro del área Arturo Puricelli.
“Sigo admirando a las mujeres porque siguen luchando y superándose, y ahora tenemos comandante de a bordo, que en mi tiempo ni se vislumbraba”, dijo Quiroga, aviadora civil.
En un acto en el Edificio Libertador con comandantes de las Fuerzas Armadas y funcionarios del área de Defensa y Derechos Humanos, fueron distinguidas otras seis mujeres, entre ellas la primera teniente Débora Pontecorvo, por el vuelo de bautismo del avión Mentor.
Asimismo, la subteniente mayor Nora Milán, por mejor promedio en la Policía Aeronáutica; la guardiamarina Elisa Roth por ser la primera en egresar como infanta de Marina y la cabo segunda Ángela Ministro, como primer promedio de la misma arma.
Recibieron también distinciones la teniente primera Celia Alfonso, primera en aprobar el curso de Cazadores de Monte, y la ingeniera Norma Fernández, por aptitud especial en Inteligencia.
En la década del 50 del siglo pasado, Luisa Quiroga quiso ser aviadora. “Le escribí al secretario de aeronáutica pidiéndole una beca para ser aviadora militar y me contestó que todavía no estaba contemplada la mujer en esa disciplina, y en mi casa, por supuesto, no me dejaban”, contó.
“Pero yo me dije: «El día que me gane mi platita, me hago mi curso de piloto», y egresé en 1955 como piloto civil en el Aeroclub Córdoba, tras lo cual hice acrobacia, porque había muchas actividades aéreas”, añadió.
Para entonces trabajaba como administrativa en la Fábrica Militar de Aviones de Córdoba, donde se fabricaron la primera y la segunda versión del reactor Pulqui, y el piloto de pruebas Edmundo Weiss la invitó a lo que fue su primer vuelo. “Fue una experiencia maravillosa; sobrevolamos el lago San Roque, las sierras, hicimos piruetas, sentí una emoción tremenda”, relató Quiroga, madre, abuela y actual vicepresidenta del Aeroclub Argentino.
“Reivindicamos a la primera aviadora del Pulqui como un homenaje a la mujer, y por extensión a todas las mujeres de las Fuerzas Armadas”, dijo ayer Puricelli, quien, tras recordar que la industria aeronáutica argentina “se desguazó con el golpe de facto de 1955, por eso la Argentina pasó de ser el tercer país del mundo que fabricó un avión a reacción a estar en este momento, nuevamente, haciendo fuerza para ingresar a la actividad aeronáutica”, destacó que “ha sido este gobierno el que ha reestatizado la fábrica argentina de aviones y empezado a trabajar en la producción de los Pampa”.
El libro Equidad de género y Defensa, una política en marcha, elaborado por la Dirección Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa, hace un balance desde que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner “anunció el ingreso de las mujeres a las armas de infantería y caballería del Ejército”.
Además de la construcción de nuevos jardines maternales en Salta, Mendoza y Río Gallegos –para el Ejército–, Mendoza, Tandil y Córdoba –para la Fuerza Aérea– y Zárate, Punta Indio y Comandante Espora –Armada–, se implementó un plan nacional de política integral para la detección, atención y registro de casos de violencia intrafamiliar en las Fuerzas Armadas.
Puricelli consideró que entre los obstáculos o resabios de género que hacen falta remover en las Fuerzas Armadas, hay que “evitar las actitudes discriminatorias, la violencia intrafamiliar y el acoso sexual laboral”.
“Hemos avanzado mucho y este año abrimos las dos armas que no estaban abiertas al género femenino, Infantería y Caballería”, agregó.
Para el ministro, “en líneas generales hay una gran integración y aceptación de la mujer, así que hay que ir mejorando esa convivencia de manera de avanzar en le integración plena de la mujer y el hombre en la Defensa”.