Los reclamos por las condiciones de detención que hace tres semanas presentaron las mujeres privadas de la libertad se transformaron, en los últimos días, en pedidos de auxilio. “Estamos abandonadas, no tenemos agua, no nos llevan al médico, los pisos se inundan, los sanitarios están tapados, manden a los derechos humanos”, dijeron desde la flamante Alcaidía de 27 de Febrero al 7800, puesta en funcionamiento a fines de enero como un penal modelo.
En la inauguración, las autoridades explicaron que la Unidad Penitenciaria que implicó una inversión de 600 millones de pesos aún no está terminada y que de forma provisoria las mujeres serían alojadas en la Alcaidía. Sin embargo, desde el primer día los reclamos fueron contundentes y las autoridades no brindaron información sobre las consultas sobre las irregularidades denunciadas.
Según familiares de las mujeres detenidas, primero trasladaron a casi cincuenta internas que estaban alojadas en la cárcel de mujeres de barrio Refinería, y luego se sumaron las internas de la vieja Alcaidía, alcanzando un total de 90 internas en cinco pabellones.
“No tenemos teléfono público, ni nos autorizan los celulares para hablar con nuestros defensores o familiares. Estamos abandonadas. Incomunicadas. Una chica se prendió fuego y varias se cortaron. La respuesta de las autoridades es entrar y tirarnos gas pimienta. Necesitamos apoyo psicológico, tampoco tenemos asistente social. Es un infierno”, le dijo una de las internas a un familiar durante una visita.
A esos reclamos agregaron que no las llevan al médico y que hay mujeres que necesitan medicación porque tienen HIV o diabetes y no se las dan. El calor agobiante y la falta de agua, heladera y productos de limpieza, agrava las condiciones. “Las chicas se cortan y piden auxilio. Necesitamos ayuda. No podemos solas, por favor llamen a los derechos humanos”, suplicaron.
Desde la Secretaría de Asuntos Penitenciarios provincial dijeron que en los próximos días contestarán las consultas de este diario.