“A las dos en punto de la tarde, entre los cánticos zumbones de las hinchadas, penetra en el estadio donde juegue el Club Atlético Platense y ocupa el sitial de presidente de esa institución”. Así anunciaba la revista El Gráfico la llegada de Natividad Gallego de Marcovecchio a la presidencia de Platense. 48 años. Viuda. Dos hijos.
Fue en una entrevista exclusiva que sale a la luz después de 47 años, tras conocerse que Lucía Barbuto sigue sus pasos. Esta vez es Banfield el club que sale en las noticias, pero ya no está El Gráfico para contarlo. Víctima de la crisis que atraviesan muchos medios de comunicación, en enero de este año la mítica revista deportiva anunció su cierre.
Describe El Gráfico que apenas Natividad se hizo cargo de Platense -tras las renuncias del presidente y el vicepresidente primero- se desató una polémica en el primer equipo. Y no era para menos. Si ahora nos sorprendemos y festejamos cuando una mujer alcanza un lugar de poder que siempre estuvo reservado para hombres, en el 71 era casi una ofensa para el fútbol. Ver mujeres en una cancha era inusual. Su lugar era apenas de compañía, nunca de poder.
“No importa; esto de la mujer en la presidencia de un club de fútbol es como la minifalda. La cosa empieza de a poco, pero al final terminará en gran suceso. En Boca y River también ocurrirá lo mismo, y en buena hora”, decía en aquel entonces Oscar Coco Rossi, entrenador del Calamar. No fue ni en River, ni en Boca. Fue en Banfield. Y tampoco tan rápido.
Juan Carlos Pirís integraba el equipo de Platense. Tenía 24 años y era defensor. Fue uno de los jugadores a los que les consultaron sobre la sensación de tener como presidenta a una mujer. Y Pirís fue premonitorio. “Esto que nos pasó a nosotros es una prueba de que mañana una mujer puede llegar a la presidencia de la República”, dijo como si supiera que 36 años después Cristina Fernández de Kirchner se convertiría en la primera mujer en ser electa presidenta de la Nación.
Pasaron 47 años de Natividad a Lucía. Platense y Banfield convivieron entre el ascenso y la Primera. Pasaron presidentes, títulos y decepciones. Cerró El Gráfico. Pero que una mujer sea presidenta de un club de Primera no deja de ser una curiosidad. Aunque las preguntas cambiaron. A Natividad le consultaron cuál era su actividad preferida como ama de casa. “Lavar platos y cocinar empanadas. Las hago de rechupete”, respondió. A Lucía le preguntaron cuál era su posición sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. “Como profesional de la salud tengo una postura en torno a la ampliación de derechos”, afirmó.
Pasaron 47 años. Pero Natividad y Lucía tienen mucho en común. Ambas coinciden en que los clubes no son sólo de fútbol, y tampoco exclusividad de los hombres.