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Mujeres que hicieron historia en el arbitraje del básquet rosarino

Las finales que consagraron a Náutico en el femenino fueron una fiesta, y dentro de ese contexto también hubo lugar para que las encargadas de arbitrar tuvieran su momento de merecido protagonismo


Fotos de Juanjo Cavalcante

En la primera final del certamen femenino de la Rosarina se dio un hecho histórico: el trío arbitral estuvo integrado por mujeres, Olga Zucchio, Eli Undebate y Noelia Leguizamón. Este jueves en el segundo partido una de las encargadas del referato fue Aylén Gallego, para completar una semana que marca época en el básquet de la ciudad.

Zucchio es la más experimentada, ya con 38 años en la profesión. Fue la primera jueza nacional cuando tenía 19 años. Olga es todavía jugadora activa en maxi basquet y está capacitándose como entrenadora, ya que conduce a las Oxidadas de Garibaldi.

 

Undebate también lleva un tiempo importante en la tarea con la particularidad de haber dirigido en Perú y de obtener la licencia de árbitro internacional.  Por eso Zucchio decidió que Undebate realice el salto como jueza principal. Eli también dirige ascenso masculino.

Por su parte, Noelia Leguizamón acumula 10 años en el arbitraje y tres en el femenino.  Ya hace sus armas en la B masculina.

Aylén Gallego, quien condujo junto a Franco Petrone y Gian Schiavone el juego 2, también cuenta con casi diez años en el referato y conduce partidos del ascenso masculino además del femenino.

“Fue histórico, siempre había estado yo pero nos pareció que mis compañeras ya estaban preparadas y se dio todo en un gran marco, de felicidad para todo el ambiente del femenino, a veces muy discriminado”, contó Zucchio, quien confesó que tras el juego hubo un momento para reunirse e incluso brindar por lo logrado.

“Creo que era el momento y es muy importante para ellas, ya que en mi caso estoy más cerca del retiro.  Quería vivir una experiencia así mientras pudiera correr a la altura de las más jóvenes”, completó.

Fue una semana movilizadora para ellas e histórica para el arbitraje femenino de la ciudad. En tiempo de nuevos aires e el trabajo cooperativo de los jueces, una señal del camino que puede y debe tomarse.

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