Cientos de miles de británicos que quieren permanecer en la Unión Europea (UE) abarrotaron este sábado las calles de Londres para pedir al gobierno una segunda consulta sobre el Brexit, en la que parece ser la última oportunidad que tienen los pro europeístas para frenar un proceso que, de manera brusca o negociada, ya inició la cuenta regresiva.
Los organizadores estiman que un millón de personas llegadas desde todos los rincones del Reino Unido participaron de la manifestación, entre ellos el alcalde de Londres, Saiq Khan, quien encabezó una de las columnas.
“No importa cómo votaste, estoy seguro de que estarás de acuerdo: el Brexit es un completo y absoluto desorden. El pueblo británico no votó por un mal acuerdo de Brexit. El pueblo británico no votó por un Brexit sin trato”, destacó el alcalde laborista.
“Es hora de darnos a nosotros –el pueblo británico– la última palabra”, remató.
Bajo el lema “Déjalo en manos de la gente”, los manifestantes se congregaron en la mañana de ayer en la céntrica calle Park Lane para iniciar un recorrido de dos horas que finalizó en la Plaza del Parlamento.
Los asistentes a la marcha llegaron con las caras pintadas con la bandera de la UE, sombreros alegóricos y carteles a favor de la permanencia, pero también con eslóganes en contra de la primera ministra, Theresa May.
La más llamativa es una escultura de May con una nariz larga como la de Pinocho clavada en un muñeco que representa a la economía británica.
Sin embargo, lo más sorprendente de la manifestación es el enorme número de asistentes, que ocupan las principales calles y sus arterias y que las cámaras aéreas parecen no terminar nunca de recorrer.
El martes próximo está planeada la tercera votación del acuerdo que May alcanzó con Bruselas, un documento en el que sobresale la posición de Europa, que ya fue rechazada dos veces por la Cámara de Representantes y que, al no introducir cambios, es posible que vuelva a ser rechazado.
Esta semana, May consiguió que el Consejo Europeo (CE), formado por los jefes de Esta-do y de gobierno de los países que integran la UE, cedan un ápice y aplacen la fecha de inicio del proceso de salida, inicialmente pautada para el próximo viernes.
El CE dio plazo hasta el 22 de mayo –en lugar del 30 de junio que pidió la política conservadora– para activar la salida, pero sólo si el martes se aprueba el acuerdo en la Cámara de los Comunes.
Si no se aprueba, tal como predicen analistas y políticos británicos, el aplazamiento regiría hasta el 12 de abril, fecha límite para presentar las candidaturas para las elecciones de la Eurocámara de fines de mayo.