En los primeros siete meses de 2019 se cometieron 149 femicidios, entre ellos 18 menores de edad, asesinados para vengarse de sus madres (femicidios vinculados), y 4 travesticidios, según un relevamiento realizado por la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMalá) que insistió en su reclamo para que se declare la Emergencia Nacional en Violencia de Género.
Según el Registro Nacional de Femicidios realizado por el Observatorio MuMaLá, a partir de medios gráficos y digitales, entre 1º de enero y el 31 de julio de 2019, hubo 149 femicidios en nuestro país: 127 femicidios directos, 9 femicidios vinculados de mujeres y niñas, 9 femicidios vinculados de varones y niños y 4 trans/travesticidios.
También hay 25 casos en proceso de investigación, esperando los resultados de la autopsia u otros peritajes, precisa el informe.
De acuerdo al relevamiento de Mumalá, una mujer es asesinada cada 34 horas como consecuencia de la violencia machista y, con respecto a la tasa de víctimas, por cada 100 mil mujeres Chubut es la provincia con la tasa más alta de femicidios del país, con 1,97, le siguen Chaco con 1,82, Catamarca con 1,45, Formosa con 1,3 y La Pampa con 1,16.
«Las MuMaLá exigimos al Estado Nacional la declaración de emergencia por violencia machista. #EmergenciaNiUnaMenos. Es de carácter urgente que se tomen medidas concretas y efectivas para la prevención, asistencia y erradicación de las violencias contra las mujeres e identidades disidentes», expresó la organización en un comunicado.
Remarcaron que «desde la sanción de la Ley 26.485, en 2009 hasta la fecha no se ha destinado un presupuesto acorde para efectivizar las políticas públicas necesarias, siendo que nunca alcanzó el 0,01% del presupuesto total y considerando que las mujeres representamos más del 50% de la población».
En un 40 por ciento de los casos, el femicida era pareja de la víctima; en un 28 por ciento una ex pareja; un 15% conocidos, en un 10% un familiar; un 5% desconocidos y un 2% sin datos.
Con respecto a la modalidad del femicidio, el arma de fuego y arma blanca fueron las más elegidas por el femicida, con un 28% cada una de ellas; le sigue en un 15% los golpes, y la asfixia, con mismo porcentaje; en un 8% quemadas y un 6% envenenadas, torturadas o con caídas de altura.
Con respecto al lugar en que se cometieron los femicidios, en el 45% de los casos se perpetraron en la vivienda de la víctima; en un 20% en la vivienda que compartían con el femicida; un 13% en la vía pública; un 8% en un descampado; un 5% en la vivienda del agresor; un 3% en una propiedad privada; un 2% en la vivienda de un familiar; y en un 4% se carece de datos.
Las mujeres víctimas de femicidio tenían en un 47% de los casos entre 19 y 40 años.
Unos 126 niños, niñas y adolescentes se quedaron sin madre a raíz de estos femicidios; el 17% de las mujeres víctimas de femicidio había denunciado a su agresor; el 23% de los agresores se suicidó y un 8% de los femicidas pertenecía a alguna fuerza de seguridad.