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Mural Comunicación: apuesta a la autogestión y el cooperativismo en el interior del interior

Mural Comunicación es una cooperativa de Comunicación que surgió en 2012, cuando un grupo de estudiantes de Comunicación Social de la ciudad de Rafaela observaban que en el territorio no existían medios que contaran la ciudad como ellos y ellas la sentían, la caminaban, la descubrían. Parecía haber una sola agenda que describía a la siempre pulcra e impoluta “Perla del Oeste” como más cómodo le quedaba al establishment local. Este grupo de jóvenes buscaba hacer periodismo alternativo e independiente desde una concepción más cercana a la gente, a sus necesidades y problemáticas.

El objetivo central del proyecto fue pensar y ejercer la comunicación como un derecho humano y un bien común, esencial para el desarrollo de todo proceso democrático, y una herramienta fundamental para representar la pluralidad de formas de interpretar y contar la realidad existente. Una mirada trazada por los debates previos a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y sus históricos 21 puntos, de los cuales sus integrantes participaron activamente en la década de 2000, en las aulas de la universidad y en diferentes ámbitos de militancia, cuando todavía términos como convergencia parecían conceptos abstractos y hasta lejanos. En este sentido, entienden que la comunicación alternativa permite que se escuchen las voces silenciadas; intenta poner en agenda temas y problemas que otros ocultan y alentar expresiones culturales que el mercado ignora porque no son rentables.

El proyecto que inauguró e instaló el nombre de Mural en la ciudad, fue la revista que lleva el mismo nombre y se publica de manera periódica desde hace siete años, instalando el periodismo de investigación y las entrevistas a referentes del campo cultural, social y político, tanto nacional como internacional, como géneros destacados de su práctica periodística. A este proyecto madre se sumó con los años, la posibilidad de profundizar y ampliar muchas de las investigaciones iniciadas en el medio gráfico a proyectos audiovisuales. Así nacieron los documentales Coprovi, un barrio con historia y Transgresora alegría; ambos ganadores del subsidio que premia cortometrajes regionales en el marco del Programa Espacio Santafesino.

En paralelo, desde 2013, Mural comenzó a realizar talleres de comunicación popular en diferentes instituciones públicas –escuelas, centros de salud, vecinales, barrios, cárceles– para acercar fundamentalmente a la juventud las características de los diferentes medios, sus técnicas y lenguajes, para que sean ellas y ellos mismos quienes construyan los mensajes que quieren difundir, sin necesidad de estar mediados por nadie.

Del mismo modo, el planteo de ejercer formas alternativas de comunicar y de concebir al periodismo, implicó un modo alternativo de organizar el trabajo, las responsabilidades y la economía, desde una mirada que pone en valor lo humano, los procesos y los vínculos solidarios y sororos tanto entre las y los integrantes, como con las personas del territorio en el que estos procesos de comunicación hacen pie: “Somos una cooperativa porque entendemos que todo proyecto que busca construir otra formas de comunicación, que intente develar lo oculto, necesariamente necesita otra forma de gestión.

La participación, el ejercicio del poder de manera democrática y la toma de decisiones fruto del debate colectivo, es un eje central que atraviesa todos nuestros trabajos. Esto no es sinónimo de asambleísmo ni de horizontalismo en el que todes deciden todo. Nos dividimos por roles y tareas diferenciadas, apostamos a la complementariedad y a asumir responsabilidades diferenciadas y siempre tratamos de dejarlas claras” expresan.

No obstante, “el hecho de que, desde hace más de siete años sigamos construyendo y haciendo crecer este proyecto colectivo y cooperativo con, por ejemplo, la inauguración de un espacio propio (La Casa de Mural) en 2018, en el medio de un contexto de crisis y neoliberalismo, con nuestras dificultades y contradicciones, parece indicar no sólo la posibilidad real de este tipo de apuestas, sino la necesidad de las mismas. Estamos cada vez más convencidos y convencidas de que otra comunicación es posible, y de que éste es el camino”, concluyen.

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