Las historias de jóvenes muertos por balas policiales abundan. Muchos de ellos fueron acusados de criminales y sus homicidios fueron justificados en medio del viejo prejuicio de “algo habrán hecho”. Pero a Jonatan Herrera, un muchacho que fue asesinado por policías de la Policía de Acción Táctica en medio de un tiroteo del que él no participaba el 4 de enero, no lo pudieron acusar de nada y el hecho dejó a la luz la falta de responsabilidad de los uniformados a la hora de apretar el gatillo. Por el caso hay cuatro uniformados imputados por el homicidio. Anteayer por la mañana, profesores, preceptores, alumnos y familiares de Jonatan pintaron un mural en la escuela secundaria donde estudió el muchacho, para que su memoria esté siempre presente; para que nadie se olvide de que los tiros los tiran los que gatillan y también los que ponen las armas en sus manos.
La actividad arrancó anteayer por la mañana en la esquina de Virasoro y Buenos Aires.
Allí, en un paredón de la escuela de educación técnica 697, conocida en barrio La Sexta como la Técnica Naval, un grupo de artistas plásticos se juntó para pintar un mural en memoria de Jonatan, uno de los mejores promedios de la historia de escuela. “Buscamos concientizar a los alumnos, que conozcan la historia y que reflexionen sobre lo que está pasando. Para que entiendan que los asesinos de Jonathan no son los únicos responsables, que sepan que hay una institución detrás que le pone un arma en la mano a un pibe que no tiene idea de lo que hace”, dijo Hugo, un maestro de la Técnica que conoció de cerca de Herrera.
El mural tiene un retrato del joven asesinado, acompañado por una bandera argentina y un escudo nacional con agujeros de bala. “Cuando se muere un pibe son las instituciones las que quedan manchadas de sangre. Con cada bala se instaura aún más la violencia. Por eso pusimos el escudo con huecos, para demostrar lo que representa cada muerte”, explicó el Mono Gaite, uno de los tres artistas que participó de la actividad. “Si a mi hijo se lo recuerda con alegría. Si sirve como inspiración para otros chicos, para que sepan que la única manera de superarse es con esfuerzo y dedicación, nada de lo que pasó fue en vano. Estoy muy contenta de que la cara de mi hijo esté pintada en la puerta de lo que fue su escuela y de la participación de los profesores para que no se olvide lo que pasó”, contó María Elena, la mamá del joven asesinado a El Ciudadano. Ayer, a 10 meses del crimen, familiares y amigos volvieron a movilizarse, esta vez desde San Martín y Saavedra, donde se produjo el robo, hasta Ayacucho y Seguí, donde ocurrió el crimen.
El hecho
Según la investigación, Jonatan murió en medio de un tiroteo, del que no tenía nada que ver. Fue el 4 de enero a la tarde, mientras lavando su VWGol en la puerta de su casa, cuando fue sorprendido por las balas que disparaban policías de Comando Radioeléctrico que persiguían a un muchacho que había robado en una juguetería cercana. En medio del tiroteo, uniformados de la Policía de Acción Táctica que iban en un colectivo de línea intervinieron. Bajaron del coche y, sin saber nada de lo que estaba ocurriendo, dispararon sobre Jonathan, que estaba escondido detrás de un árbol. De acuerdo con el parte médico, Herrera recibió tres balas calibre 9 milímetros y falleció al instante. Por el caso hay cuatro policías acusados.