El murguero y artista popular Tato Serrano, quien fundó Los Descontrolados de Barracas, en los 90 se unió a Coco Romero en los talleres del Centro Cultural Rojas e integró la agrupación La Flor y Nata, murió este miércoles a los 69 años como consecuencia de una larga enfermedad, según informaron sus allegados.
«Tato Serrano fue muchas cosas. Bombista, cantante, compositor, poeta, recitador, bailarín, el artista más completo del carnaval que conocí», expresó a Télam Marcelo Medina, cantante de La Flor y Nata, agrupación de la que Serrano fue parte en los últimos 21 años de su vida.
Nacido en el barrio del Abasto, atravesó la historia de la murga porteña en sus dos períodos; el más viejo y el que empezó a darse a partir de los 90, época en la que formó parte de Los Quitapenas, la primera murga que nacía de un taller (el que daba en el Rojas junto a Romero) y no de un barrio.
Medina describió a su amigo como un maestro admirado, respetado y querido. «Pero por sobre todas las cosas fue un alma buena, sensible y generosa, uno de esos raros y preciosos seres con los que daba alegría encontrarse, porque eso transmitía alegría», indicó.
«Era muy difícil no quererlo, por eso todos le decían «Tato querido» como si fuera su nombre y apellido. Seguro vas a tener buen viaje hermano porque vos nos marcaste el camino», agregó el cantor, para despedirse de su amigo y compañero.
A lo largo de su vida, Serrano integró muchísimas murgas populares de Buenos Aires, entre ellas Los Chiflados del Abasto, y también fue uno de los fundadores de Los Elegantes del Palermo, la murga más vieja y tradicional del barrio de Palermo.
Formó junto a su exmujer, Mariana, Los Descontrolados de Barracas, una murga dentro del circuito cultural de Barracas, y después formó una murga de chicos que se llamó Los Pajaritos.
«Chau Tato Serrano querido imprescindible y notable motor de nuestra murga, Truenen los bombos a tu memoria, que bailen las penas…», dijo a esta agencia el cantautor Ariel Prat, quien definió a a Serrano como «un gran director murguero».
