Lionel Ojeda tenía 18 años. El sábado pasado fue baleado en la cabeza en el barrio Tío Rolo, y murió anteayer en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). Un menor de 16 años fue señalado por varios testigos como el autor del crimen y, al cierre de esta edición, la Policía había realizado una serie de allanamientos para dar con su paradero, aunque con resultado negativo. En tanto, voceros judiciales sostuvieron que el abogado del chico se presentó ante la Justicia y dijo que se iba a entregar espontáneamente, aunque hasta al cierre de esta edición eso no había ocurrido.
Leíto, como le decían sus amigos, era el mayor de los tres hijos que tuvieron Cuqui y Graciela. Vivía con su familia en el barrio Tío Rolo, ubicado al fondo de bulevar Avellaneda, en el sudoeste de la ciudad. Trabajaba en una empresa de limpieza. Su tía, en una publicación que hizo en Facebook, lo recordó como “un chico que tenía muchos sueños, que trabajaba, era un buen amigo, un buen hijo, un excelente novio, que había tenido sus caídas como adolescente pero se había levantado”.
El sábado por la noche, Lionel estaba en su casa. Era la víspera de su cumpleaños número 18 y su familia había preparado todo para que el domingo fuese un día de festejos. Cuqui les había pedido a él y a su hermano que esa noche no salieran, pero Leíto le dijo que iba a ver a los amigos y enseguida volvía. El chico salió por el garaje y, segundos después, su papá escuchó un disparo. Los vecinos empezaron a gritar y a llamar a Cuqui, quien al salir encontró a su hijo tendido en el piso con una herida en la cabeza. Y también a un adolescente que junto con otro joven y una chica salían corriendo.
Cuqui trató de seguirlos, pero apenas avanzó unos pasos se frenó y volvió a ayudar a su hijo. Entre varios vecinos subieron a Leíto a un auto y lo llevaron al Heca, donde quedó internado. Allí, en la guardia del hospital, cumplió la mayoría de edad. El domingo fue trasladado a terapia intensiva, ya que su estado era grave. Anteayer, los médicos informaron a la familia que el chico tenía muerte cerebral y que ya nada se podía hacer por él. Falleció a las pocas horas.
Voceros judiciales indicaron que varios testigos señalaron a un pibe de 16 años, que responde al apodo de Chapita, como el autor del crimen. Debido a esto, tomó intervención el Juzgado de Menores 2ª, a cargo de la jueza Gabriela Sansó. En tanto, los pesquisas informaron que, desde que ocurrió el hecho, la Policía realizó una serie de allanamientos para dar con su paradero, todos con resultado negativo. Sin embargo, ayer el abogado del adolescente se presentó en la Justicia y dijo que el chico se iba a entregar espontáneamente.
Una fuente cercana a la investigación contó que Chapita pertenece a un clan conocido en Tío Rolo por dedicarse a la venta de drogas. También los acusan de usurpar viviendas en forma violenta. Los mismos vecinos relataron que hace un par de semanas se jugó un partido de fútbol entre Leíto y sus amigos contra el equipo de Chapita. El perdedor tenía que pagar un gancho de chorizos. El equipo de Leíto perdió y no pagó. Días después, hubo golpizas y usurpaciones de casas que muchos vecinos entendieron como una represalia.
Según esta versión, el sábado, Chapita, junto con un chico y una chica, cruzó a Leo cuando salía de la casa. Estaba armado. Leo les dijo que se fueran y Chapita le apuntó para dispararle. Leo intentó cubrirse con el brazo, pero la bala impactó en su cabeza, describieron fuentes del caso.
La investigación está a cargo de la Fiscalía de Homicidios Dolosos, con auxilio del personal de la Policía de Investigaciones y la seccional 33ª, con jurisdicción en Tío Rolo.