Montagnier falleció este último martes en el Hospital Americano en Neuilly-sur-Seine, precisó el alcalde Jean-Christophe Fromantin, que de esta manera confirmó un informe publicado por el periódico Francesoir.
Montagnier se graduó en Medicina y Ciencias Biológicas en la Universidad de París. Había nacido en Chabris, en el centro de Francia, el 18 de agosto de 1932 y fue padre de tres hijos. Dentro del Departamento de Virología del Instituto Pasteur (de París) fundó la Unidad de Investigación Oncológica Viral, laboratorio dedicado al estudio de la mayoría de los retrovirus oncogénicos.
Entre 1980 y 1984, Montagnier y su equipo del Pasteur aislaron numerosos retrovirus humanos de pacientes con infecciones sexuales, hemofílicos, madres que lo habían transmitido a sus hijos y personas infectadas en transfusiones.
En 1983 consiguieron aislar un virus al que inicialmente llamaron VAL (virus asociado a linfoadenopatía), y que después se identificó como virus causante del sida y se denominó VIH (virus de inmunodeficiencia humana).
En 1983, Montagnier dirigió el equipo que primero aisló el virus de inmunodeficiencia humana (VIH 1), un nuevo tipo de retrovirus no reconocido previamente en los seres humanos y trajo la primera evidencia de que este virus era el agente causante del sida. En 1985, también se aisló el segundo virus del sida, VIH 2, de los pacientes de África Occidental.
En 2013 estuvo en la Argentina, donde el 19 de abril recibió el Premio Honoris Causa de la Universidad Nacional de Cuyo «por su contribución académico-científica y por su gran aporte a la humanidad con el descubrimiento, en 1983, del virus del sida».
«Existen tratamientos que son bastante eficaces, pero no se ha logrado erradicar el virus y existe todo un problema de acceso a la medicación para muchos pacientes», manifestó por entonces. Por último, Montagnier habló sobre la investigación como un modelo para encontrar la cura de otras enfermedades.
«Espero ver algún día la erradicación completa de la enfermedad. Y que esto sirva de modelo para encontrar la cura para otras epidemias que tienen el mismo valor de representación y es trabajo de las instituciones, como la UNCuyo, que puedan llevar a cabo el avance científico en la búsqueda de una cura», aseveró.
Durante otra conferencia dictada en la Academia Nacional de Medicina, en Buenos Aires, Montagnier remarcó que la medicina «tiene que ser más preventiva y predictiva». El sida, «a 30 años del aislamiento del virus, sigue siendo un problema de salud, en el que hay varios factores en juego», dijo, y señaló que, aunque es causado por el VIH, «también puede estar estimulado por factores infecciosos y no infecciosos».
El virus del sida «no ha sido eliminado y los diferentes tratamientos lo que hacen es evitar que se multiplique permitiendo alargar la vida del paciente», agregó. Luego, el 24 de abril, la Ciudad de Buenos Aires lo declaró Huésped de Honor a través de su Legislatura.
Montagnier participó, entonces, del programa Homenaje a las Comunidades que construyeron la Argentina, organizado en conjunto por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), la Embajada de Francia y la Fundación OSDE, como un reconocimiento a todos los que llegaron a estas tierras y contribuyeron a formar el país.
Sin embargo, su aura se vio empañada en los últimos años tras varias declaraciones que suscitaron enormes polémicas y lo llevaron a ser rechazado por sus colegas. Desde 2017 hizo reiteradas declaraciones contra las vacunas, y en los dos últimos años reapareció haciendo afirmaciones sobre el coronavirus, responsable de la pandemia de Covid-19, que fueron refutadas por la comunidad científica.
Sus declaraciones sobre las vacunas contra el coronavirus lo llevaron a granjearse la simpatía de los movimientos antivacunas. Al respecto, el infectólogo Pedro Cahn consideró que Montagnier «tuvo dos etapas en su vida», en referencia a sus reconocidas investigaciones y luego a la promoción de «teorías esotéricas que lo alejaron del mundo científico». Cahn explicó que «en la primera, se desenvolvió como el director del Instituto Pasteur, y en la segunda empezó con teorías esotéricas que lo alejaron del mundo científico».
«Son dos etapas completamente distintas», aseguró. «Toda mi valoración para su primera etapa y una desilusión por lo que pasó en el resto de su vida», concluyó Cahn, quien consideró como «lamentable» su muerte.