El reconocido psicoterapeuta, psicodramatista y fundador de la Escuela de Psicología Argentina Alfredo Moffatt, falleció a los 89 años y fue homenajeado ayer en la Biblioteca Nacional en reconocimiento a sus aportes para un abordaje comunitario y popular de la salud mental, según informó la Escuela y su familia en sus redes sociales.
“Desde la Escuela comunicamos el fallecimiento de nuestro querido Maestro Alfredo Moffatt Los invitamos quienes quieran acompañarnos a despedirlo en la Sala Cortázar de la Biblioteca Nacional. Agüero 2502 Y como Alfredo diría : ¡Arriba los corazones!, ¡aquí no se rinde nadie!!… ¡La lucha continúa… carajo!”, posteó la escuela en la página de Facebook “Carlos Alfredo Moffat”, en referencia al fallecimiento y a la despedida efectuada el día de ayer en locaciones de la Biblioteca Nacional
“Falleció mi padre Alfredo Moffatt. Invitamos a despedirlo”, publicó su hija y también docente de la escuela, Malena.
Tenía dos hijos y dos nietas y se había casado cuatro veces, la última en 2011 con una alumna de 23.
Una de las últimas noticias conocidas de Moffatt, quien supo ser uno de los discípulos predilectos de Enrique Pichon-Rivière y llegó a trabajar con el pedagogo y filósofo brasileño, Paulo Freire, había sido la reapertura, en abril de 2022, de su escuela de psicología que había permanecido cerrada durante la pandemia.
#AlfredoMoffat psicodramatista, ha trabajado en distintas organizaciones autoestima. Cooperanza, Las Oyitas, asistió a familiares víctimas de #cromañón dedicándose a lo siempre relegado de la sociedad, los locos y los pobres. Ahora necesita nuestra ayuda @alferdez pic.twitter.com/SUCxpJTKWy
— Vronik (@Viera_1970) November 3, 2021
Discípulo del psicoanalista Enrique Pichon Riviére (1907-1977), Alfredo Moffatt utilizó ideas y prácticas provenientes de diversos orígenes que incluyen la sociología marxista, la antipsiquiatría, la psicología comunitaria, el psicodrama, la psiquiatría existencial, el psicoanálisis y la teoría sistémica de la comunicación.
Al describir el trabajo terapéutico en la comunidad popular Peña Carlos Gardel, Moffatt señaló la necesidad de rescatar las tradiciones culturales locales que le dan identidad a las personas “enfermas” como una forma de ayudarles a reconstruir su historia, a reconectarse con su pasado “sano” (sobre todo en el caso de adultos mayores) y a validar sus propios códigos culturales, dejando de imponerles los códigos burgueses de los profesionales de la salud mental.
Esto se realiza más por la comunicación del cuerpo que por la verbal, más con la música y el baile que con el análisis. Moffatt considera también como parte de su esquema de trabajo la “redistribución de la locura”.
Moffatt, quien además de psicólogo social era arquitecto, psicoterapeuta y psicodramatista, dedicó su vida a los más postergados, ofreciendo su trabajo solidario en centros de internación, villas miserias y tragedias, como la del boliche Cromañón o la del incendio del supermercado Ycuá Bolaños, ambas ocurridos en 2004.
Despedimos con dolor al querido Alfredo Moffat. Un referente histórico en salud mental. Pudimos homenajearlo y reirnos juntos en el Encuentro Federal de Derechos Humanos junto a @pietragallahora y otrxs compañerxs. Gracias Alfredo por haber dado tanto ❤ pic.twitter.com/6tK96kjkmF
— Julieta Calmels (@julietacalmels) July 2, 2023
Alfredo Moffatt enfatizaba la necesidad de invertir el procedimiento estándar y partir de la práctica concreta para solo desde ella ir hacia la teoría, a la construcción del esquema teórico. Otro aspecto de Alfredo Moffatt era su aguda crítica a la escuela psicoanalítica lacaniana y su rol en Argentina:
«Si ahora analizamos qué proceso histórico tuvo la psicoterapia en la Argentina, vemos que el psicoanálisis, es sinónimo de psicoterapia. Ser psicólogo es ser psicoanalista. La tarea de la cura debe ser individual, negando el cuerpo y analizando el pasado infantil. También se exige un paciente con capacidad simbolizante. Vemos que es un instrumento solo para las clases sociales media y alta. Ni aún durante las luchas populares de los sesenta y setenta, la psicoterapia se abrió a una concepción comunitaria, con técnicas grupales donde se pudiera incorporar el cuerpo y la emoción, para generar proyectos de acción. (…)», había dicho.
Y agregaba: «Luego sucede algo sorprendente, cuando la crisis social genera la discontinuidad de las historias de vida y aparece el síndrome de despersonalización como esquizofrenización de la cultura, los profesionales de la salud mental, en vez de abrir los consultorios a la problemática de la violencia, la droga, las crisis, hacen el camino inverso y se terminan de encerrar en los consultorios, con terapias cada vez más ortodoxas. Acá es donde importamos a Jacques Lacan y su teoría, donde la complejidad del lenguaje llega a ser totalmente hermética, donde se analiza solo el discurso del paciente y se les termina por traspapelar la persona en su humanidad sufriente.
Pensamos que esta evitación de la realidad, de la escuela lacaniana, que domina actualmente el campo de la psicoterapia, fue funcional en nuestro país por su capacidad de negar lo que sucedía. Durante la dictadura militar, contaminarse con lo real era muy peligroso, un paciente militante «quemaba»».
Entre 1989 fundó la Escuela de Psicología Social a partir de la experiencia de El Bancadero, una mutual de ayuda psicológica alternativa ubicada en el barrio porteño de Once, en la que trabajaron cientos de profesionales que asistieron a más de 35 mil personas, según estiman, con distintos tipos de trastornos, muchos de ellos de difícil tratamiento
Siempre encabezada por Moffatt, el funcionamiento de la escuela entró «en crisis» por la irrupción de la pandemia de coronavirus y su casi nula vinculación con los distintos dispositivos tecnológicos.
Una vida dedicada a aliviar penurias psicológica de todo tipo con un método de ayuda completamente desinteresada
En octubre del 2021, a los 87 años, Moffatt dio a conocer la mala situación económica que atravesaba al hacer público un pedido de ayuda para «sobrevivir económicamente» mediante un video difundido en las redes sociales, luego de una vida de trabajo solidario «sin cobrar nunca nada», según contó en ese momento su hija Malena.
«Trabajé toda mi vida aliviando a personas que estaban en problemas psicológicos, a veces graves, en manicomios y en las villas miserias», sostuvo en ese entonces, cuando la jubilación mínima que percibía no le bastaba para pagar las necesidades básicas.
A partir de allí, una cantidad «impresionante» de personas que en algún momento recibieron su ayuda de manera desinteresada lo apoyaron y acompañaron en un momento en que él necesitaba de ellos.
«Era muy enternecedor ver eso, demuestra el legado que ha sembrado a lo largo de mucha trayectoria de ayuda desinteresada. Siempre vivió con lo mínimo, es muy generoso, pero se fue quedando muy empobrecido», narró Malena, también licenciada en Psicología.
Desde el 5 de abril de 2022 , junto a figuras de la materia, como Norita Cortiñas, Joaquín Pichon-Rivière y Alicia Stolkiner, entre otros, Moffatt encabezaba de nuevo el cuerpo docente de la carrera de Psicología Social, que tiene una duración de tres años.
A lo largo de su prolífera carrera, creó los talleres «Cooperanza» en el Hospital Borda –de los cuales surgió la radio «La Colifata»– y publicó siete libros, entre ellos Estrategias para sobrevivir en Buenos Aires (1967), Psicoterapia del oprimido (1974), En caso de angustia, rompa la tapa (2003) y Terapia de crisis: la emergencia psicológica (2007).