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Murió hombre baleado en ataque que ya le había costado la vida a su hermano

Cuatro muchachos fueron atacados a tiros en la madrugada del pasado sábado mientras tomaban una cerveza en Esmeralda al 3500. Tras la balacera había fallecido Chalita Flores, de 21 años, y en las últimas horas falleció su hermano Mosquito, de 40 años. Es el cuarto crimen en la familia en dos décadas

La balacera del sábado pasado por la madrugada contra cuatro amigos que estaban en la vereda de Esmeralda al 3500, se cobró la segunda víctima fatal. Voceros del Ministerio Público de la Acusación (MPA), informaron que Juan Andrés “Mosquito” Flores, el hombre de 40 años que había recibido un impacto por la espalda, falleció ayer por la mañana en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca). El mismo día del ataque, murió en el lugar el hermano menor de Mosquito: David Maximiliano “Chalita” Flores, de 21. Además, resultaron heridos una joven de 19 y otro hombre de 35.

El ataque ocurrió el sábado pasado alrededor de las 3 cuando Chalita, de 21 años, compartía cervezas y gaseosas con su hermano Mosquito y sus amigos Roberto Carlos I., de 35, y Marilina F., de 19 en la vereda de su casa de Esmeralda al 3500. La charla se cortó en forma abrupta cuando desde el sur asomó un Toyota Ethios negro con vidrios polarizados, según contaron testigos en diálogo con El Ciudadano.

Los ocupantes del vehículo se les pusieron a la par y abrieron fuego: los cuatro sufrieron heridas mientras intentaban resguardarse detrás de un tapial que separa el espacio público de una vivienda. La lluvia de balas cubrió varios metros y dejó sus marcas en casas linderas e incluso en la ventana de vidrio de un quiosco.

Chalita murió en la guardia del Hospital Provincial donde llegó herido de un balazo calibre 40 en el esternón. Mosquito quedó malherido en el lugar ya que un plomo se le incrustó en la zona lumbar, resistió hasta ayer por la mañana cuando desde el Heca anunciaron que había fallecido, informaron desde Fiscalía.

Roberto, un hombre del Bajo Ayolas de 35 años, recibió un tiro que le afectó la médula y le quitó la sensibilidad de la cintura para abajo, según contaron los vecinos. Y la cuarta víctima fue Marilina, a quien un balazo le quebró el antebrazo derecho y otro le dio en un glúteo, describieron los pesquisas.

En la zona, el personal del Gabinete de Criminalística y de la División Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI), trabajó bajo las órdenes de la fiscal Georgina Pairola. Juntaron 5 vainas servidas calibre 9 milímetros –vecinos dijeron que eran 9– y 11 calibre 40.

“Sé quiénes son pero no te voy a decir para evitar problemas. Lo único que voy a contarte es que los que dispararon son pendejos recién salidos del cascarón a los que manda una persona que está presa”, contaron ese día a este diario algunas personas del barrio, quienes aclararon que no lo hicieron frente a las cámaras de televisión para no quedar expuestas y sufrir represalias.

Cuarto crimen en la familia

Chalita y Mosquito, eran dos de los ocho hijos de un conocido cuidacoches que se gana la vida en la zona de la Aduana de Rosario. Lo conocen como Chala. Con la noticia de ayer, es la cuarta vez que una muerte violenta sacude a su familia: Darío Ariel “Angelito Negro” Flores murió asesinado a los 18 años en Grandoli y Biedma por una bala policial cuando intentaba escapar de una camioneta de Infantería. Fue en 1998. Otro de los hermanos, Mario Arcángel, murió asesinado a los 29 durante una salida transitoria de la cárcel de Coronda. Le incrustaron una botella de vidrio en el estómago a la vera del arroyo Colastiné, en 2013.

Hace cuatro años, Mosquito ya había sorteado la muerte cuando otro hombre le disparó en la puerta de su vivienda de Ayolas al 200 bis, a dos cuadras de donde lo atacaron el sábado pasado. Fue el 29 de julio de 2014 al mediodía cuando se le acercó otro muchacho, a quien reconoció por el sobrenombre Cuyi, y le disparó dos veces por la espalda. Mosquito fue traslado de urgencia por el Sies al Heca donde quedó internado por un balazo que ingresó por la espalda y salió por el pecho.

Mismo auto en otros ataques

La noche del 11 de enero pasado, en Chacabuco y bulevar Seguí balearon a Leandro “Cachito” E., de 30 años, en la pierna izquierda. El muchacho al ser entrevistado por la Policía refirió que los proyectiles partieron de un auto negro y aportó las mismas características que el Etios. Los vecinos de Tablada recordaron, en dicha oportunidad, que un vehículo del mismo color y modelo, ya había sido protagonista de un ataque reciente a otro joven que vive en Esmeralda al 3500, hecho que no tuvo reportes oficiales. Al joven, contaron, un disparo le fracturó la pierna. Los investigadores se excusaron de precisar si los ataques están relacionados.

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