Victoria Irusta tenía 34 años. La noche del 21 de enero último circulaba con su bicicleta por calle Espora al 300 de Villa María, a unos dos kilómetros de la terminal de ómnibus de la ciudad cordobesa, cuando cayó dando su cabeza contra el pavimento: fue por una pelota que golpeó una de las ruedas de su rodado o que se le cruzó y le hizo perder el equilibrio en el intento de esquivarla. Unos chicos jugaban cerca del camino y el paso de la ciclista en el preciso momento en que se les escapó el balón desencadenó una agonía que derivó en la muerte absurda de la mujer, en la madrugada de este lunes.
Victoria dio con la cabeza en el asfalto al caer, cerca de las 21.30 del jueves en la que salió a dar un paseo con su bicicleta. La trasladaron al hospital regional Pasteur de Villa María, donde los médicos le diagnosticaron un hematoma subdural y traumatismo de cráneo. «Gravísimo», diagnosticaron su estado de salud. Fue intervenida quirúrgicamente de urgencia y quedó internada en terapia intensiva, en coma.
Se sucedieron 18 días de espera durante los cuales el compañero de la mujer desde hacía tres años, Javier Pérez, posteaba su evolución. «Solicito fuerte cadena de oración para su salvación. Es lo que queda luego de su atención médica», fue su primer mensaje. La madrugada de este lunes publicó el último, lacónico: “Falleció Victoria”. Y agregó enseguida: “El cielo está gris con tu partida”.
Cuatro días después del incidente, parecía que el desenlace iba a ser otro. «Victoria intenta abrir sus ojos. Tuvo algunos movimientos en uno de sus brazos. Hay que seguir orando y que Dios haga la obra necesaria. No dejemos de orar, así la luz se enciende», escribió ese día Javier.
La esperanza duró poco. la sometieron a una nueva operación y el estado de la mujer se complicó el 5 de febrero con la aparición de un cuadro febril, por lo que los médicos tuvieron que volver a asistirla con respirador artificial. A partir de ahí, su estado continuó agravándose hasta el desenlace de este lunes.