“Ella vive a los besos. Está siempre contenta. Va al jardín, ama a su maestra y nunca quiere faltar. Todo el tiempo está abrazándote y diciéndote que te quiere. Es hermosa”. Así describía a su nieta una mujer que el domingo pasado se instaló en el patio del Hospital de Niños para rezar por la vida de la nena. Ese día Micaela Dulce, de cinco años, había entrado con un balazo en la cabeza que la dejó conectada a un respirador. Hasta ayer, que murió. La Policía lo confirmó anoche y dijo que por el crimen continúa detenido un adolescente de 17 años, señalado como uno de los cuatro motociclistas que acribillaron el frente de una vivienda de zona oeste. Sin embargo, todavía no habían podido dilucidar el móvil del ataque.
La balacera ocurrió alrededor de las 19 del domingo en el frente de una vivienda de barrio Triángulo donde funciona un humilde almacén. La dueña es la mamá de Micaela y hasta ese día vivía allí con sus cinco hijos, el más pequeño de apenas dos meses de vida. En ese mismo domicilio fue asesinado su marido hace cuatro meses. Su muerte ocurrió a mediados de febrero como correlato de una discusión entre su mujer, que entonces estaba embarazada, y una vecina. Según los investigadores, la pelea era por problemas entre los hijos adolescentes de ambas y se fue de las manos cuando se metieron los maridos. Carlos Alberto Duarte recibió un disparo en el pecho y murió en el lugar. Tenía 39 años. Su vecino, Luís Alberto T., apodado Tuerto, de 34, quedó detenido y fue imputado por el homicidio.
Pese a la cercanía de ambos ataques y el grado de violencia de los mismos, la Policía no se aventuraba a relacionarlos. Ayer dijeron que la balacera del domingo frente a la vivienda de Susana fue por un problema con alguien de su familia, pero no aclararon más que eso. La mecánica fue fugaz. Pasaron cuatro muchachos en dos motos y dispararon cinco veces contra la vivienda. Tres plomos impactaron en la puerta y dos entraron por una ventana de vidrio. Una de esas balas siguió su trayecto, atravesó una góndola de la granja y le dio a la nena en la cabeza. Otra le perforó el brazo a su madre cuando salía del baño.
Como la ambulancia no llegaba, la nena fue trasladaba en un patrullero al hospital, donde llegó consciente. Su abuela contó que durante el camino le apretaba la mano y “le hablaba con los ojos”.
Al ser consultada del motivo del ataque, la abuela de la nena dijo que no sabía pero lo atribuyó a una violencia que está “de moda” en los conflictos barriales: “Es como una moda ahora. Te tiran por cualquier cosa. Si vos estás de un lado, no podés pasar por el otro. Porque pasaste por la vereda, o porque los molestaste o porque no quieren verte que pasás. Te dicen es mi barrio, acá no pertenecés y listo”.
En principio, el fiscal Adrián Spelta encabezó la investigación por el ataque del domingo. Pero luego, con la detención de un adolescente de 17 años se le dio intervención a la Justicia de Menores.