Semilla Bucciarelli, bajista del famoso grupo, y Gabriel Conejo Jolivet, uno de los guitarristas en los años en los que la banda comenzó a tomar forma, se hicieron eco en sus respectivas redes sociales de la muerte del artista, al que también se lo conocía como El Payaso Martínez o Vito Nervio.
A la altura del halo mítico que siempre rodeó a Los Redondos, especialmente en los años previos a la gran explosión de público que la convirtió en un fenómeno multitudinario, no hay datos sobre la edad que tenía el iniciático maestro de ceremonias ni sobre sus actividades en los últimos años.
Mufercho era el encargado de recitar poesías y realizar lisérgicos monólogos en la apertura de los conciertos de Los Redondos hasta su desembarco en los escenarios porteños, momento en que ese rol fue asumido por al también recordado Enrique Symns.
Incluso, en los testimonios brindados por él mismo en el libro Fuimos Reyes, de los periodistas Mariano del Mazo y Pablo Perantuono, Martínez acusó a Symns de haberle robado ese lugar.
Allí también se adjudicó la creación del nombre del grupo, junto a Fenton, uno de los primeros bajistas de la banda, junto a la idea de repartir buñuelos de ricota en los conciertos.
Como testimonio de su participación en el grupo, existe una grabación de un show de 1985 en el Stud Free Pub, en la que se lo puede escuchar recitando la «Oración del niño».
Lo cierto es antes de su participación en Los Redondos, Mufercho ya era una personaje conocido en el ámbito contracultural de La Plata, a partir de algunos programas de radio en los que mezclaba música y reflexiones filosóficas.
Sin embargo, en las entrevistas que ofreció en los últimos años, Martínez centraba su discurso en la amargura que sentía por haber sido desplazado del séquito ricotero a medida que la banda fue ganando popularidad.
«La Negra Poli nos quiso apartar del grupo. En 1981, después del Festival Pan Caliente, entra Enrique Symns y me reemplaza. Así, mientras en la Argentina desaparecía gente, Poli y el Indio nos hacían desaparecer a nosotros», le dijo a un medio platense en 2009.
Y añadió: «Yo con Los Redondos perdí. Y perdí mi vida. El Indio se enojó conmigo porque una vez dije que él debía estar agarrado a una heladera llena de salmón. Tengo amigos, pero no tengo nada que compartir con ellos».