Tiempo Argentino
Pocas horas después de la “emergencia sociosanitaria” que declaró este lunes el gobernador salteño, Gustavo Sáenz, una comunidad wichi de la provincia denunció que una mujer de 36 años falleció por complicaciones luego de su duodécimo parto. Según informó el cacique Pedro Lozano, que habita en el paraje Misión Santa María de la localidad de Santa Victoria Este, se trata de una madre de 11 hijos, que había perdido a dos y murió por una hemorragia post parto, a partir de un presunto cuadro de infección.
La tragedia sucedió dentro del departamento Rivadavia, uno de los tres distritos ubicados en el norte provincial, que fueron afectados desde este martes por la “emergencia sociosanitaria” que declaró Sáenz. Las complicaciones fueron detectadas durante la madrugada de este lunes, luego del alumbramiento que fue asistido por su familia.
Ante la emergencia pidieron auxilio al hospital de Santa Victoria Este, pero cuando llegó la ambulancia la mujer había fallecido. Su duodécimo hijo sobrevivió y fue trasladado en vuelo sanitario hasta el hospital Juan Domingo Perón de Tartagal, donde está internado en la unidad de terapia intensiva del servicio de neonatología. En ese mismo establecimiento fueron internados 26 niños con cuadros de desnutrición durante el último fin de semana, que son atendidos por el equipo médico del hospital.
La muerte de la madre wichi se suma al deceso de seis niños del chaco salteño que fallecieron desde el comienzo del año por causas vinculadas a cuadros de desnutrición y deshidratación, a partir de una situación de extrema pobreza, que se agudizó por la falta de acceso al agua potable y una sequía que empeoró las altas temperaturas que azotan a la región limítrofe con Bolivia y Paraguay, delimitada por el río Pilcomayo.
Tan delicada es la situación, que hace 20 días Sáenz pidió auxilio al ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. El funcionario viajó a la zona y dejó una misión de especialistas. Esta semana llega una segunda dotación de funcionarios, luego de un despliegue del Ejército para proveer agua potable a la población, aunque los habitantes sólo poseen recipientes contaminados con agrotóxicos. Tanto la administración provincial, como los ministerios nacionales que intervienen en la emergencia, pronostican una crecida del río Pilcomayo que podría empeorar la situación. Tan delicada es la situación, que hace 20 días Sáenz pidió auxilio al ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. El funcionario viajó a la zona y dejó una misión de especialistas. Esta semana llega una segunda dotación de funcionarios, luego de un despliegue del Ejército para proveer agua potable a la población, aunque los habitantes sólo poseen recipientes contaminados con agrotóxicos. Tanto la administración provincial, como los ministerios nacionales que intervienen en la emergencia, pronostican una crecida del río Pilcomayo que podría empeorar la situación.
Texto viralizado
Rodolfo Franco, médico de la comunidad wichi de Misión Chaqueña, escribió un texto que se viralizó en las redes y fue difundida por distintos medios. Allí aseguró que la muerte de los niños en el norte provincial obedecen a «un exterminio planificado».
«En lo que va de este año hemos sabido de seis niños wichíes fallecidos por desnutrición. Para que tomen noción de cual es la situación y el nivel de abandono, entre Misión Chaqueña y Misión Carboncito, a 50 kilómetros de Embarcación suman 6000 habitantes y yo soy el único médico. Eso es diez veces peor de lo que la Organización Mundial de la Salud recomienda: un doctor cada 600 personas. Los cuatro años de Mauricio Macri fueron muy duros para el interior de Salta, sobre todo en aquellos lugares donde han desmontado y siquiera está la posibilidad de cazar algún animal o recoger frutos. El gobierno de Urtubey hizo un esfuerzo enorme para que no se visibilice tanto sufrimiento», comienza el texto.
«Hay un plan sistemático de exterminio planificado para que los indígenas desalojen las tierras que son suyas hace 5000 años. Saben que se quedarán para siempre a pesar de que los terratenientes de Salta intentan echarlos para poner soja. Como no lo pueden hacer con balas porque queda muy feo, impiden que se eduquen, que tengan medios para sobrevivir y mejorar en esta sociedad; niegan la comida y el agua, derechos fundamentales. Es muy difícil vivir acá; las comunidades wichíes se la bancan porque adoran profundamente sus tierras, son sus raíces, pero muchos no aguantan y se van hacia las ciudades a vivir a los barrios más empobrecidos», agregó.
«Lautaro, de un año y ocho meses, era de Tráfico y falleció en la ambulancia que se rompió cuando lo trasladaban a Embarcación. Estoy desolado, me parece de terror. Él había estado internado; pero muchas veces les dan el alta muy rápido. Priorizan internaciones cortitas: cuando mejoran un poco, los mandan a la casa con indicaciones que los padres no pueden cumplir en muchas ocasiones. Te recetan determinada cantidad de agua por día, pero quizá no tenemos acceso en toda la semana», sigue el texto.
«La barrera idiomática es muy compleja porque hay quienes no hablan bien español y algunos profesionales no les tienen paciencia, pero tampoco tienen empatía: las comunidades necesitan una actitud positiva del sistema de salud porque nos tienen miedo, ya que desde hace muchísimos años los blancos los persiguen a los tiros y crecieron escuchando esas historias además de sufrirlo día a día», agregó.
«El mismo gobierno que no me aumenta el sueldo hace casi dos años, nos controla los diagnósticos que escribimos en las atenciones: no podemos poner “desnutrición». El año pasado teníamos 10 niñas y niños con bajo peso y 40 con riesgo en Misión Chaqueña. Logramos que aumentaran el peso cuando empezamos a hacer ollas populares los sábados y con un merendero que levantamos con mi esposa, que es wichí. Hoy bajamos a la mitad esas cifras gracias a los esfuerzos particulares; al gobierno y al hospital pareciera no importarle. Los responsables son los finqueros, los oligarcas que se turnan en el poder y responden a los mismos intereses; quieren mantener esas lógicas para hacer negocios con las tierras de los pueblos originarios», manifestó el médico, que agregó: «Aplican todas las violencias que existen, es un genocidio sofisticado: hacen lo posible para que mueran por “causas naturales” como no tener agua y comida. Grito aunque sé que puede traerme problemas, pero ellos me pagan por mi trabajo de médico, no por mi ideología. Lo que pienso y siento es mío, no me lo pueden comprar».