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Nada cambió

Refuerzos sin relieve, un plantel de escasa jerarquía, complican con las intenciones de Torrente. Banfield hacía 50 años que no ganaba en Rosario.

Era difícil suponer que un cambio de técnico pudiera generar una rápida reacción de los jugadores de Newell’s. Nada de eso pasó. Javier Torrente intentó algunas variantes y puso a Camacho como extremo» (parafraseando a su mentor, Marcelo Bielsa) para juntarse con Sperduti por derecha y Bieler por el centro. Tres puntas, buena idea, mala resolución. Banfield sin los centrales titulares, Víctor López y Mauro Dos Santos, no pasó sobresaltos. Principlamente porque el rojinegro no tiene juego. Es fácil para cualquiera que se le plante, así se trate de un mezquino Banfield, que vino pensando en el empate en cero y se fue con tres legítimos puntos en el bolso.

Bien Torrente en dedicarle un día al trabajo a la pelota quieta, otra vez se pondera la intención porque en la cancha no funcionó. Una decena de jugadas por el estilo terminaron en interminables despejes de los defensas visitantes, un cabezazo de Schiavi desviado a la salida de un córner fue el único y mínimo saldo positivo. Además de un tiro libre a favor, centro de Sperduti a las manos de Bologna, Banfield hilvanó la contra con que abrochó el gol de Achucarro.

No se puede caer sobre Torrente, recién empieza y la cosa será brava. Cichero, un «habiltador» de rivales por naturaleza, estaba claramente en posición adelantada en el gol que le anularon. Su presencia termina irritando a la gente, que ya perdió la paciencia y lo manifestó. En momentos por el estilo se buscan responsables, acá no se necesita precisión quirúrgica para encontrarlos. Una situación económica precaria atentó contra al formación del plantel, algo que hasta Schiavi reconoció. Se manejó, de parte del otrora entrenador Roberto Sensini, la imperiosa necesidad de contar con Claudio Bieler. No fue solución de nada.

El plantel es pobre en calidad, los refuerzos (un costumbrismo llamarlos así) no tuvieron relieve y el resultado es lógico al armado del año. Último con cinco puntos, es cierto que son demasiado pocos, tampoco merece muchos más. La fábrica de inferiores está en marcha, algunos pibes muestran cosa interesantes. Pero ésta vez Sensini y Gustavo Dezotti (mánager) fallaron al armar el plantel. A su favor, el ingenio para intentar hacerlo sin dinero. Nobleza en las acciones aparte, el resultado está a la vista. Y Torrente no debe ser una víctima más de un año mal encarado.

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