El sábado pasado, en ocasión de cumplirse el 115º aniversario de la fundación del Club Atlético Newell’s Old Boys, el pueblo leproso celebró con una fiesta de gala la inauguración, en el Complejo Bella Vista, del Edificio Jorge Bernardo Griffa, un aporte invaluable para la institución y los jugadores del primer equipo, donado por uno de los máximos ídolos del club, Marcelo Alberto Bielsa.
El Loco, gran hacedor del hotel y de tantas alegrías leprosas, no asistir a la fiesta debido al cumplimiento de sus compromisos laborales actuales como director técnico del Leeds United de la Championship League, pero envió un mensaje en el que se dirigió a todo el pueblo rojinegro y en especial a su gran maestro, el homenajeado Griffa.
A continuación, el video que representó uno de los momentos más emotivos de la fiesta, junto con la transcripción completa de la carta en la que Bielsa volvió a dirigirse a Newell’s (vía CANOBoficial):
«De 1992 hasta la fecha tuve muy pocas oportunidades de comunicarme con los hinchas de Newell’s. La última vez fue cuando designaron con mi nombre al Coloso del Parque. Ese día lo recuerdo como uno de los más felices de mi vida. Sentirme querido y que lo expresen 40 mil personas, de las que yo me siento uno más, ha sido una emoción difícil de explicar.
Hay ocasiones en las que uno no puede contar lo que siente porque la intensidad lo sobrepasa, lo supera. En aquel momento yo ya sabía que no merecía la distinción que me estaban otorgando. Viví desde cerca los últimos 50 años de Newell’s, y desde mi opinión la persona más importante e influyente en ese período fue Jorge Griffa. Sabía con claridad que era él quien merecía el reconocimiento que yo había recibido. Con el paso del tiempo comprendí que toda mi carrera profesional y gran parte de mi formación se la debía a Newell’s y a Jorge.
En ese aspecto, creo sinceramente que todo lo que he recibido es mucho mayor que lo que di, de lo que ofrecí. De un modo u otro, cada uno de nosotros hemos sido educados. En general, nos preparan para sobresalir y para generar prosperidad material. Ricos y famosos, como en la sección de las revistas. Cuando en mi caso, ya ha transcurrido una parte importante de la vida, comprendemos que de lo pasado lo que verdaderamente valió la pena son las emociones que recordamos y los afectos que construimos. No exagero si digo que cada día recuerdo algún momento vivido durante los 20 años que estuve adentro del club. Jugadores, compañeros de trabajo, empleados de otra área, futbolistas que no llegaron, futbolistas amateur que no llegaron, hinchas, amigos, partidos, anécdotas, reuniones, encuentros. Es infinita la cantidad de recuerdos. Excluyendo mi vida personal, nada me emociona más cada día que evocar a Newell’s.
En relación a la construcción de afectos, la conducta, el comportamiento, las decisiones que tomamos, están ligadas a los principios que recibimos e incorporamos para siempre. Sé que no es una ley, pero cuanto más buenos somos, mejor es el mundo afectivo que creamos. Por supuesto que Griffa me enseñó a comprender el fútbol. Es un adelantado y no hay un aspecto del juego que él no dominara o que no domine. Sin embargo, lo que más le agradezco son las normas que nos transmitió al mostrarnos el modo en el que él vivía. Enlazo de este modo, las normas con las decisiones que tomamos y la condición a la que accedemos según cómo nos comportemos o según cómo actuemos y los afectos que permiten construirse a partir de la formación que recibimos.
Durante 10 años, diariamente esperaba que llegaran las 7 de la tarde e iba a la oficina que Jorge tenía en el Parque para escucharlo hablar. Pocas cosas de las que hoy se dicen sobre nuestro deporte no me las contó Griffa a su manera hace ya 40 años. Cuando recuerdo su influencia, más que el método o el sistema, aparece su generosa condición de maestro. Maestro con mayúscula. Me transmitió su amor incondicional por el fútbol y su decencia, que sobrevivió en un mundo viciado, y la idea de que la tarea debe ser hecha profesionalmente aún cuando no se reciba nada a cambio. Es decir, hacer a cambio de nada, sólo por el placer de poder ver el resultado del esfuerzo aplicado.Sólo para poder medir aquello de lo que somos capaces.
Durante 20 años, él fue el verdadero constructor del perfil institucional de Newell’s. Formar jugadores, obtener con ellos resultados deportivos valiosos y transferirlos sólo cuando era posible reemplazarlos. Aún hoy, después de tanto tiempo, a Newell’s se lo sigue interpretando según la marca que él diseñó. Cualquier reconocimiento que le hagamos será insuficiente, considerando el legado que nos transmite.
La construcción del edificio fue una elección que apuntaba a aumentar y aportar nuevas herramientas que permitan mejorar la preparación de nuestros futbolistas. En un fútbol industrializado como el actual, donde el poderío económico está reservado para muy pocos clubes, una forma de mantenerse competitivos es atraer a jugadores amateurs y profesionales y a entrenadores de prestigio, seduciéndolos por la consistencia de la estructura y la organización. Sólo a modo de ejemplo, deseo que Newell’s siga creciendo y acceda a un hotel similar a este construido en Bella Vista pero para alojar en el mismo predio a las jóvenes promesas, logrando además que reciban allí mismo su educación escolar.
Otra idea es construir un paseo perimetral con murales que relaten la historia de nuestro club para que las nuevas generaciones también la conozcan. Una propuesta más es modernizar el vestuario del equipo profesional, que se encuentra también en nuestro centro de entrenamiento. Hay diseños y proyectos existentes para cristalizar cada una de estas posibilidades.
Newell’s llena su estadio con 40 mil personas cada vez que juega. Posee Bella Vista y cuenta con una historia y tradición que lo autorizan a pensar en lo mejor. Griffa ya nos indicó el camino que es necesario volver a recorrer.
Finalmente le agradezco, Jorge, le vuelvo a agradecer, por todo su legado. También quiero extender mi gratitud hacia todos los que colaboraron para que esta obra se concretara. Especialmente, a los muchos que lo hicieron desinteresadamente. Quiero también decir gracias a todos los anónimos hinchas de Newell’s que son los verdaderos constructores y propietarios de la pasión que nos reúne. Cada uno de los que participamos en este negocio en que se ha convertido el fútbol somos prescindibles. Los únicos insustituibles son ustedes, los hinchas. Casualmente, los que no piden nada a cambio, sólo emociones. Muchísimas gracias«.