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Nada que ver con los dinosaurios

El ancestro común a todos los mamíferos placentarios como el hombre, el caballo, el perro, el mono o la ballena apareció tras la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años, según muestra una investigación internacional publicada ayer.

El ancestro común a todos los mamíferos placentarios como el hombre, el caballo, el perro, el mono o la ballena apareció tras la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años, según muestra una investigación internacional publicada ayer.

Este estudio resuelve el debate sobre los orígenes de los mamíferos, que trabajos precedentes situaban antes de la desaparición de los dinosaurios y del 70 por ciento de las especies del planeta que habría sido causada, según la teoría más comúnmente aceptada, por el impacto de un asteroide que revolucionó el clima.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores se apoyaron en el mayor banco de datos del mundo donde cotejaron los rasgos genéticos y morfológicos de las diferentes especies para reconstruir el árbol genealógico de los mamíferos placentarios, la rama más importante de esta familia que cuenta con más de 5.100 especies vivas.

Sin embargo, análisis genéticos previos habían hecho pensar que los mamíferos eran ya un grupo diversificado al final del período Cretácico. A partir de ahora, se estima que su surgimiento se situó entre 200.000 y 400.000 años después de la desaparición de los dinosaurios.

“Es alrededor de 36 millones de años más tarde que las estimaciones basadas solamente en los datos genéticos”, subraya Marcelo Weksler, paleontólogo del Museo Nacional-UFRJ de Brasil y  uno de los 23 coautores del estudio publicado en la revista estadounidense Science que apareció ayer.

Para remontarse hasta el ancestro común de los mamíferos, un animal que habría sido del tamaño de una pequeña rata, estos científicos desgranaron las características físicas y genéticas de 86 especies, 40 de ellas ya extinguidas pero conocidas gracias a los fósiles.

En el proceso reunieron 4.500 características morfológicas como la presencia o la ausencia de alas, de dientes y de ciertos tipos de esqueletos, y después las combinaron con datos genéticos.

Este banco de datos contiene diez veces más informaciones que las utilizadas hasta el momento para estudiar la historia de los mamíferos, según subrayan los investigadores, al tiempo que precisan que se encuentra accesible al público en internet y cuenta con más de doce mil ilustraciones (www.morphobank.org).

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