Nadal ratificó hoy que es el mejor jugador de la historia sobre polvo de ladrillo y uno de los grandes de todos los tiempos. Salvo en el segundo set, en el cual estuvo en desventaja por 4-3, fue amplio dominador del encuentro ante un Ferrer que se vio impotente ante la grandeza de su rival.
Nadal sumó su victoria número 501 en el circuito y su sexto título en Barcelona, una semana después de haber ganado por séptima vez en Montecarlo.
De esta manera se afianza en el primer lugar del ranking mundial, aunque la gran suma de puntos que debe defender en los próximos meses (títulos en Madrid, Roland Garros y Wimbledon) no le permiten relajarse.
El manacorí logró su título ATP número 45, trigésimo primero en polvo, superficie donde solo perdió dos finales: Hamburgo 2007 y Madrid 2009, ambas ante el suizo Roger Federer.
«Es increíble volver a ganar aquí en Barcelona», dijo el número uno apenas terminó el encuentro. Y agregó: «Fue una difícil decisión para mí jugar en Barcelona y ahora estoy muy feliz por la victoria. Lo siento por David, que está haciendo una fantástica temporada».
«Pero este año, en los cuartos de final del Abierto de Australia me ganó y yo me fui para casa», dijo Nadal. «En Barcelona ha tenido mala suerte, ha jugado tres finales contra mi, pero yo al fin al cabo es mi sexto titulo y eso significa una alegría muy grande», añadió.
Nadal se impuso al croata Ivan Dodig en semifinales por un cómodo 6-3 y 6-2, en lo que fue la victoria número 500 de su carrera, mientras que Ferrer le ganó al también español Nicolás Almagro por 6-3 y 6-4.
Nadal y Ferrer ya disputaron la pasada semana la final del torneo de Montecarlo, en la que venció el número uno del ranking mundial logrando así su séptimo trofeo consecutivo en el Principado.
