A dos años del primer y último concierto de Nano Stern en Rosario, el cantautor chileno que acaba de regresar de sus actuaciones en Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y México, vuelve a la ciudad para estrenar Lucero, su más reciente trabajo discográfico. En el material, un EP grabado en formato de power trío, el músico revela su faceta más rockera, sonido que siempre estuvo presente en su cancionero pero que, esta vez, toma con más fuerza y predominio de lo eléctrico gracias al aporte, en parte, de Tony Platt, mítico ingeniero y productor musical de bandas como AC/DC, Iron Maiden y Motörhead.
Lucero fue grabado en vivo sin público y esa decisión aportó mucha frescura e intensidad interpretativa a un cúmulo de canciones que dicen mucho del mundo de hoy. Stern escribió, en relación al nacimiento de este material, que era el momento “de subir descaradamente los volúmenes, darlo todo y gritar «tengo demasiada información en la cabeza»”. Esa reflexión se escucha y se siente en las cinco canciones que forman parte de este material que, en Rosario, el músico mostrará despojado, en solitario. “Será un doble desafío pero muy interesante. Iré con la guitarra acústica pero también con la eléctrica para darle un poco de suciedad al sonido”, adelantó antes de llegar a la ciudad en un diálogo telefónico desde Buenos Aires con El Ciudadano.
Las nuevas canciones del cantautor son generacionales pero también vigentes y hablan de las emergencias actuales en sociedades sobre-informadas pero con extremas carencias reflexivas. Son incomodas porque ayudan a recapacitar y hablan de lo que le sucede a los que eligen vivir el pulso de la calle. “Es un momento duro para todos los que luchan por una sociedad más justa”, dijo a modo de análisis actual pero sembró luz: “Veo que surgen contraculturas y contra-propuestas muy fuertes e interesantes, y muy reales desde la tierra que, creo, es el único lugar de donde pueden legítimamente nacer las contraculturas”.
En un diálogo profundo con este medio reflexionó sobre su flamante disco que está dando a conocer por Argentina pero también se guardó espacio para compartir su mirada sobre lo que sucede en el continente cuando los gobiernos neoliberales vuelven a tomar el poder. Y sobre su lugar como músico opinó: “No es que milite sino que, como un ciudadano más que escribe canciones y las canta por el mundo, tengo la suerte de tener un vehículo para expresar esas frustraciones y esas propuestas e ideas que son comunes a todos nosotros”.
—¿Cómo es el momento de este nuevo disco?
—Es muy diferente tanto el momento como el resultado del disco. Suena muy distinto, eléctrico. Se desenmarca un poco de la estética que predominó en mis discos anteriores que eran de corte más acústicos y donde la raíz folclórica, la canción en contexto de cantautoría, era más explícita. Todos esos elementos por supuesto que siguen allí y yo no tengo ningún interés de desenmarcarme de ellos pero sí quiero seguir experimentando y explorando, y emprender nuevos rumbos creativos y estéticos. En ese sentido es un disco muy intenso donde lo que antes era sutileza hoy es intensidad. Los tiempos en que vivimos llaman a una música así, a una propuesta diferente, y yo tengo sensaciones a nivel individual que creo que también son reflejos de sensaciones colectivas que creo que se plasman mejor en un contexto sonoro más explícito.
—Estás en Argentina, país que visitaste en otras épocas. ¿Cómo ves, desde tu lugar de artista observador de la realidad, esta Latinoamérica?
—Con mucha preocupación. Ha habido una ola política de vueltas de las derechas más duras en todos lados, en algunos lugares con una violencia impresionante. Quizás hoy no en modo de golpes de Estado como hubiese sido hace treinta años pero con el equivalente contemporáneo políticamente correcto del mismo tipo de “matonaje”. Es un momento duro para todos los que luchan por una sociedad más justa, por un mundo más vivible donde la dignidad de las personas esté por encima de los valores del mercado y del neoliberalismo. Y vivimos en una era en la cual hubo una vuelta de mano muy fuerte, una represión económica que tiene dimensión política y por supuesto dimensión social y hace que repercuta en la vida íntima de cada uno de nosotros. Veo que surgen contraculturas y contra-propuestas muy fuertes e interesantes, y muy reales desde la tierra que, creo, es el único lugar de donde pueden legítimamente nacer las contraculturas. Yo me siento muy afortunado de viajar por distintos territorios de Latinoamérica viendo y articulando desde el canto las sensaciones que provoca enfrentarse con esa realidad contradictoria.
—En España volvieron a escucharse autores paradigmáticos como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés. Parece, en algún punto, que dichas canciones abrazan las emergencias actuales de muchos ciudadanos del mundo ante las crisis. Tus canciones se enriquecen con lo que ocurre en las calles y ejemplo de eso son “Demasiada Información” o “Precipicio”, que apuntan a generar una reflexión en la audiencia…
—No es algo que hago de manera consciente o tenga una intención de hacer canciones con uno u otro contenido, simplemente son las cosas que estoy sintiendo. Y así como hay momentos intimistas para hablar de cosas muy privadas, hay otros momentos que, por una cuestión de indignación ciudadana generalizada de la que somos parte, es de lo que me nace cantar. Las cosas que me preocupan son las cosas que converso con amigos, familia; con las que mantengo diálogos conmigo mismo pensando. A la hora de escribir van saliendo. Me parece que vivimos en un tiempo de cambio profundo de las sociedades que habitamos y no es posible estar ajeno a eso. Sale natural y por ende es fácil hablar de ciertas cosas a pesar del riesgo de caer en el panfleto que es lo que yo absolutamente intento evitar. No es que milite sino que, como un ciudadano más que escribe canciones y las canta por el mundo, tengo la suerte de tener un vehículo para expresar esas frustraciones y esas propuestas e ideas que son comunes a todos nosotros.
—¿Cuál fue el aporte que hizo al sonido Tony Platt?
—Tremendo porque él llegó con un bagaje y experiencia impresionante, con un curriculum que va desde Bob Marley a AC/DC, con peso en la historia del rock and roll y mucho conocimiento de causas para alcanzar distintos resultados, sonidos y propuestas. Yo me entregué completamente a sus criterios teniendo muy presente que era una oportunidad de aprender y teniendo momentos de no estar completamente de acuerdo. La verdad es que los discos anteriores los había producido solo. El disco suena muy crudo, muy saturado, incluso las voces pasadas por cintas quemadas con sintetizadores, y eso fue la mano de él. Si lo hubiera producido yo creo que hubiera quedado corto en la valentía que hay que tener para hacer una propuesta así en estos tiempos en que todo es muy pulcro e incluso muchos de los discos de rock suenan muy asépticos. Esto es todo lo contrario; fue determinante tenerlo para permitirnos hacer algo así de extremo.
Para agendar
Nano Stern se presentará este jueves, a las 21.30, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén de Sarmiento y Mendoza