Los números hablan por sí solos. Según un informe estadístico brindado por la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana municipal, hubo 195 casos positivos de narcolemia desde el 20 de enero de 2017, fecha en que se pusieron en marcha estos procedimientos, en el marco de los operativos de control vehicular en la ciudad.
Desde que empezaron a realizarse controles de narcolemia en la ciudad, tras la aprobación de una ordenanza municipal del entonces edil Jorge Boasso, 195 conductores fueron detectados con niveles de toxicidad en sangre. Se trata del 40 por ciento de los 450 que fueron sometidos al test. De los casos positivos, 55 conductores no estaban radicados en Rosario mientras que un solo caso corresponde a una conductora.
«Los controles de narcolemia se ejecutan en el marco de los múltiples operativos de tránsito preventivos que lleva adelante la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana con la colaboración de la Policía de Rosario a fin de promover el cumplimiento de las normas que regulan la circulación y con ello garantizar la seguridad de conductores y peatones», sostuvo el titular del área, Guillermo Turrin, quien luego advirtió: «No se persigue el consumo. Toda medida que nos permita incrementar la seguridad vial siempre es bienvenida. Los controles de narcolemia son un complemento a los de alcoholemia, pero no se busca estigmatizar al consumidor, sino sumar seguridad vial».
La implementación de los controles de consumo de estupefacientes al volante significa un costo importante para la Municipalidad. Según precisó el funcionario, mientras que un test de alcoholemia cuesta unos 10 pesos, el de narcolemia tiene un valor aproximado de 52 dólares. «Se está en tratativas para conseguir dos dispositivos más para realizar esos controles (hoy sólo hay uno). La idea es lograr un comodato de los equipos y se están observando unos cuyos reactivos serían menos costosos que los que se utilizan en la actualidad».
Más allá de costos, Turrin valoró la importancia de este test debido a la peligrosidad que implica conducir bajo los efectos de los narcóticos. En ese sentido, confirmó que a las personas a las que se las detecta en esta situación se le entrega material que los oriente en cuanto a dónde recurrir para tratar adicciones. Uno de los sitios es La Estación, un espacio municipal que aborda la problemática de forma integral y centra a la persona como sujeto de su propia vida.
A pesar de los casos registrados de narcolemia, Turrin advirtió que durante todo el año pasado se realizaron 35 mil controles de alcoholemia y sólo 1.876 dieron positivo, un 6 por ciento del total. «Sin dudas los registros positivos están en baja, y esto tiene su explicación en dos causas: por un lado la mayor conciencia de la población, y por el otro la sextuplicación de la cantidad de controles que se han efectuado desde 2013», puntualizó.
Los controles
En cada operativo de control vehicular se dispone de un médico, que es quien evalúa a qué conductor específicamente hay que someter a este tipo de pruebas. Mauro Bertolano es uno de los profesionales que desde hace más de una década integra estos equipos. Y explicó: «Lo que evaluamos son los aspectos físicos y psíquicos del conductor, que suelen ser muy similares a los que puede presentar alguien que está conduciendo bajo los efectos del alcohol». En este punto se incluyen la inyección conjuntival, el tamaño de las pupilas, temblores y el modo de expresarse e hilvanar frases.
En caso de presentarse estos signos, el profesional indicó que se realiza el test de narcolemia que dura unos 10 minutos, es decir más del doble de lo que insume realizar uno de alcoholemia.
En principio, se le da al conductor un hisopo que debe introducir en la boca para recolectar saliva. «Este hisopo tiene un reactivo que se colorea una vez que absorbió el volumen de saliva necesario para hacer la prueba», detalló Bertolano.
El hisopo se introduce luego en el aparato que detecta diferentes sustancias, como cannabis (marihuana), cocaína, metanfetaminas o benzodiacepinas. Esa detección insume otros cinco minutos más. Si el resultado es positivo, al conductor se le remitirá el vehículo al corralón, se le labrará un acta de infracción y se le entregará el material sobre tratamientos gratuitos. «La ingesta de estupefacientes genera síntomas muy similares a la de alcohol, con notable disminución de los reflejos. Todas las sustancias tóxicas son dosisdependientes, es decir que mientras más consumo hubo, mayores son los efectos nocivos que generan en quien las ingiere», remarcó.