La vida deportiva y cultural del Ñaro Boxing Club, inaugurada el 1º de mayo de 1948, trae consigo varias historias, las más simbólica de ellas la de su fundador, el renombrado ex boxeador y mánager Eugenio Pereyra. El Zorro, como se lo conocía, logró ser un contacto directo de Lecture para llevar boxeadores rosarinos al Luna Park y tuvo por delante una gran responsabilidad ante la competencia que existía con otro famoso gimnasio, El Rosarino Boxing Club, conducido por Juan Umberto Natale, por lo que debió agudizar su ingenio al máximo para poder competir con el Estadio Norte y las grandes figuras que Natale podía llevar al nombrado ring de campeones de Avenida Alberdi y José Ingenieros.
A contrapeso, Pereyra organizaba festivales preferentemente los viernes, en el denominado Estadio Sud, que funcionó en las instalaciones del Club Social Zona Sur, en calle Maipú 3051, utilizando los boxeadores profesionales que Natale no proyectaba.
En ese derrotero El Zorro recibió la colaboración del Sindicato de la Carne, el cual le solventaba los viajes cuando algún pupilo suyo debía confrontar alguna pelea fuera de la ciudad y también recibió la solidaridad del hombre de la política Luis Rubeo, quien poseía un kiosco al lado del café y bar “II Piave”. Otro al cual le estaba muy agradecido era el Doctor Eugenio Malaponte, perteneciente a una familia del barrio Saladillo y quien también le tendió una mano.
Eugenio “El Zorro” Pereyra nació en Rosario el 14 de mayo de 1914 en el barrio Refinería y falleció el 18 de junio de 2002 a la edad de 88 años.
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Forjador de campeones
El ring del Ñaro Boxing Club, ubicado en calle Castro Barros 5233, ha forjado innumerables boxeadores de buen recorrido, como Julio “La Pantera del Saladillo” Ocampo, Juan Carlos Ayala, Rubén “Chingolo” Martínez, Carlos Francisco Villalba, Juan Carlos y Norberto Juncos, Iván Zensich, Rubén Mateo Granado, Octavio Escauriza, Alfredo Jorge Cardozo, Ramón Rocha, Héctor Córdoba, Rodolfo Gómez, Martín Juárez, Mario Taborda, Osvaldo Mendoza, Armando Bustos, Carlos Gómez, Juan Domingo Saucedo, el campeón argentino Rubén Macario González, el campeón argentino y sudamericano Hugo Antonio Corti, quien además fue challenger por el título mundial en Inglaterra. Otros pugilistas que pasaron por su gimnasio fueron: Eduardo Echeverría, Ramón Moreyra, Omar Almada, Oscar López, Eduardo Pereyra, Delfín Barreto, “Resorte” Berón, Jorge Morello y Eduardo Contreras. El primer colaborador que tuvo y a quien el mismo consideraba su mejor amigo dentro del boxeo fue Orlando Risso. También supieron acompañarlo Aureliano Blanco, Valentín López, Carlos Gómez, Juan José Gálvez, Hugo Sánchez y Oscar “Morocoa” González.
Aureliano Blanco: en el rincón del Ñaro
Fue otra de las piezas fundamentales del histórico club. Oriundo de la provincia del Chaco, Aureliano nació el 16 de julio de 1927 y con tan solo diez años comenzó una historia muy particular cuando vino a vivir a Rosario, donde seria criado por una pareja de apellido Gali y así el destino lo cruzaría con el boxeo, actividad que se desempeñaría a partir del año 1957 en el Ñaro Boxing Club junto a Pereyra. Su hija, con emoción, recuerda: “Al no haber sido boxeador aprendió observando y con El Zorro se hizo autodidacta, siempre inculcando la humildad y el respeto a los chicos”. Y agregó: “Yo me crie con el boxeo y éramos infaltables con mi mamá en los festivales realizados en el Estadio Real, Sportivo América, Millia y Club Ciclón”.
El Legado de “El Zorro”
El viejo Zorro supo dejar como legado a su hijo Eugenio “Pocholo” Pereyra, quien vivió el boxeo toda su vida. Criándose dentro del Ñaro, donde aprovechó las enseñanzas de su padre. Ya alcanzada la madurez necesaria se desenvolvió dentro del mundo del boxeo como promotor. De esa manera, Pocholo se convirtió en 1977 en el promotor más joven del país y llegó a manejar las programaciones del Sportivo América con idoneidad e inteligencia cuando su padre debió resignar su condición de organizador de los espectáculos pugilísticos de la ciudad para retornar al gimnasio, tiempo en que lograría ser el primer promotor de la ciudad en organizar un combate por el título sudamericano entre los púgiles Rubén “Macario” González y el brasilero Waldemar Paulino, y anteriormente traer para la ciudad un enfrentamiento por el cetro argentino entre Juan Carlos Sosa y Rubén González.
Fue un joven que trabajó para que el boxeo de la ciudad tenga una continuidad, vuelva a retornar la senda perdida y que sus hombres ocupen nuevamente las grandes marquesinas.
Patrimonio Rosarino
Su actual propietario es el promotor y ex boxeador Alfredo Ernesto Rivero, quien adquirió al Ñaro hace más de una década, atendiendo a varias figuras de la zona sur de Rosario con el afán de construir su carrera. Además, tuvo la satisfacción de lograr para el Ñaro el primer y hasta el momento único cetro mundial para un gimnasio de la ciudad, el título ecuménico que llegó de la mano de la boxeadora Victoria “La Leona” Bustos. El bravo Ñaro nunca dejó de construir deportistas, de los cuales podemos agregar otros más actuales que pasaron por sus cuerdas: Marcos Díaz, Sebastián Lujan, Sergio Benítez, Cartucho Lemos y Marisa Portillo, quienes continuaron forjando la historia del club.
Especial para El Ciudadano de Ever Palermo, ex boxeador amateur y autor de “Rebeldes de uniforme” y “Puños Rosarinos: tierra de campeones”, libro declarado de interés Municipal y Provincial.