Omar Narváez retuvo el título supermosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), al vencer por nocaut, en el undécimo asalto, al retador mexicano Johnny García, en una pelea realizada en el tradicional estadio Luna Park ante 5 mil espectadores.
En una de las semanas más difíciles de su vida, por la pérdida de su padre Estanislao el martes pasado, el «Huracán de Trelew» consumó una victoria clara ante un rival que solamente le opuso resistencia en los tres primeros asaltos. El final sobrevino cuando finalizaba el undécimo capítulo.
Luego de tres caídas consecutivas, el árbitro puertorriqueño Roberto Ramírez (h) detuvo la pelea y marcó nocaut efectivo, aunque la definición se trató de un nocaut técnico dado que no hubo cuenta de diez.
Sin embargo, el referí, en dos oportunidades, le remarcó al veedor de la OMB, el argentino Roberto Rilo, que el fallo era nocaut pese a la evidencia del error.
Posteriormente, el presidente de la Federación Argentina de Box (FAB), Osvaldo Bisbal, reconoció que debió haber sido «nocaut técnico» porque ante las tres caídas en el mismo round «automáticamente el referí debe señalar esa decisión».
Narváez, de 37 años, comenzó con algunas vacilaciones pero luego tomó el control de las acciones y colocó las mejores manos para consumar una victoria sin dudas.
García, de 23, se mostró más incisivo en los primeros tres rounds, pero eso fue solo un espejismo y, de a poco, el chubutense impuso su mejor línea boxística.
Así, primero, en el octavo round, Narváez logró derribar a su oponente con una serie de combinaciones a la mandíbula.
Y luego en el penúltimo capítulo de la pelea, el árbitro puertorriqueño, de floja labor, porque permitió todo tipo de incorrecciones al mexicano, debió interrumpir la pelea cuando García cayó en tres ocasiones en el round.
