Uno de los proyectos anhelados por el oficialismo y que no pudieron ver la luz por la fuerte resistencia política y sindical, fue la reforma laboral. Las principales espadas políticas de Cambiemos vuelven a tratar de instalar el tema y lo ofrecen como tema de campaña para implementarla en un eventual segundo mandato del presidente Mauricio Macri. El oficialismo recibió este viernes un espaldarazo desde el sector empresarial, ansioso de poder avanzar contra la legislación laboral. Fue el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Julio Crivelli, quién puso en palabras los deseos de las patronales: «Poder despedir sin indemnización». Lo hizo un día después de que el cafetero Martín Cabrales, dueño de la firma que lleva su apellido, pidiera de manera brutal: “Necesitamos poder despedir sin causa a empleados en todas las industrias y comercios”.
Hace unos 15 días, el compañero de fórmula de Macri, Miguel Pichetto, había pedido no hablar de “reforma laboral” porque “los trabajadores la identifican con procesos de ajuste y despidos”. El empresariado concentrado lo desmintió al reclamar justamente que esa discusión contemple facilidades legales para ajustes y despidos, incluso sin causa ni indemnización.
«Queremos que haya mayor flexibilización. Que sea más fácil despedir y contratar gente», había expresado Cabrales en Futurock, para insistir en la necesidad de “impulsar” una reforma laboral profunda que “permita bajar los costos laborales”.
El empresario cafetero fue secundado un día después por su par de la Construcción Crivelli, quien en la misma emisora amplió: «Hay muchas empresas que no son grandes por empleados de baja productividad».
“Todos nos damos cuenta que la reforma laboral es necesaria en la Argentina. En los años 20 y 30 la Argentina tenía estándar de protección laboral muy bajos. Con el socialismo y el peronismo evolucionan a esos estándares, y luego siguieron subiendo en desmedrado del mérito y el rendimiento y la productividad, y llegamos a un extremo”, historió el titular de la CAC.
“No hay nadie que no se plantee esta cuestión, al sumo habrá cuestiones de método, y ver cómo hacerlo con el menor daño posible. Si no mejoramos la productividad el convenio con la Unión Europea es impracticable”, remarcó.
Y arremetió con otro de los latiguillos de Cambiemos, el de la meritocracia: “La postura nuestra es en general, y no en relación con la industria de la construcción, que tiene un sistema totalmente flexible y meritocrático, que sería bueno que se aplique en el resto de las industrias. La productividad en la Argentina es muy baja porque no existe meritocracia por las razones que explicó Cabrales y compartimos todos”.
Crivelli puso como ejemplo de flexibilización de la construcción para replicarlo en otras ramas de la industria: “En cualquier momento el empleador puede tomar la decisión de despedirlo sin ninguna causa o motivo. Esto genera un recambio hacia la calidad. O sea, los que trabajan mejor ser quedan, y los que trabajan poco o tienen bajo rendimiento son sustituidos”.
“La realidad es que los países con menores requisitos de despido, son lo que tienen mayor productividad y mayor cantidad de empleos. Si hago una pyme y sé que si tomo un empleado y me equivoqué, y para despedirlo tengo que hacer todo lo que explico, no hago la pyme”, agregó.
“Hay muchas empresas que no se fundan, o peor aún, pequeñas empresas que el día de mañana pueden ser grandes, que no son grandes porque terminan de fundirse a los dos años por problemas de despidos, o de esta naturaleza. O que no crecen lo que podrían haber crecido por problemas de productividad. Yendo al extremo, en los Estados Unidos, donde se tiene el sistema de mayor flexibilización, sin indemnización, con solo un subsidio de desempleo que paga el Estado por 6 meses, es el país con menos desempleo del mundo. Hay que pensar en estas cosas”, concluyó Crivelli.