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Nena de 11 años fue atacada por otras niñas en Serodino

Como una emboscada: una chica la invitó a la plaza, donde otras la esperaban. La obligaron a arrodillarse y pedir perdón y comenzaron a golpearla. La obligaron a comer pasto y le rompieron la bicicleta

Luz tiene 11 años y vive en Serodino. El miércoles a la tarde fue a tomar un helado y nunca imaginó lo que le iba a ocurrir. Un grupo de niñas la estaba esperando en la plaza para pegarle, agredirla y filmarla.

Rosa le contó a El Ciudadano que el miércoles 25 su hija le pidió permiso para ir a tomar un helado con una vecina antes de una clase en contraturno. “Tenía gimnasia en la escuela esa tarde y la heladería queda a una cuadra del establecimiento educativo”, relató la madre. Luego del refresco, la niña tomó su bicicleta para ir a la escuela. Entonces, su «amiga» le pidió cruzar hasta la plaza. Luz aceptó, pero al llegar al lugar, un grupo de 10 niñas –de entre 11 y 12 años– y un niño la estaban esperando. Se trata de chicos que van a una escuela frente al domicilio de la víctima, no son compañeros del mismo instituto.

Allí comenzó la pesadilla. La obligaron a arrodillarse y a «pedir perdón» por un motivo banal de diferencias entre chicos. La exigencia no quedó en eso, sino que fue acompañada de violencia: le pegaron cachetadas y hasta patadas , le arrancaron pelos y la obligaron a comer pasto. Además, le rompieron su bicicleta.

Luz, relató su madre, sufrió la traumática agresión durante casi una hora. Como ocurrió en otras ocasiones similares de acoso, los chicos que la agredieron filmaron todo con sus celulares para reforzar la humillación. Fueron al menos seis videos, que se viralizaron en las redes sociales.

Segundo ataque en una semana

Rosa explicó que dos días antes de la agresión, el lunes último, una de las niñas que atacó a su hija había dado un indicio de lo que vendría. En ese caso, un vecino intervino y frustró el intento de violencia física. “Mi hija nunca está sola. O sale conmigo o con mi prima. Por eso planearon todo esto (la invitación a la plaza del miércoles), para agarrarla sola. Además, como es un pueblo, a esa hora no había nadie en la calle”, recordó preocupada.

Oídos sordos

El ataque fue, para mayor gravedad, al lado de la comisaría 4ª de Serodino. Los policías que estaban en esa dependencia explicaron que no se dieron cuenta porque, argumentaron, “siempre hay ruidos de niños en la plaza, nada les llamó la atención”.

Después de la plaza

Cuando las chicas que agredieron a Luz dejaron de hostigarla, la chica tomó su bicicleta, a la que le habían roto el canasto y doblado el guardabarros, y se sentó a llorar en la otra punta de la plaza. Una mujer que pasaba por allí la encontró desconsolada y llamó a la mamá para contarle. Luz no quería hablar, estaba paralizada y atemorizada porque la habían amenazado con volverla a golpear si las delataba.

Rosa la fue a buscar, la llevó a su casa y volvió a la plaza a buscar a las chicas que habían agredido a su hija. Las encontró y les preguntó qué había pasado. Por única respuesta tuvo caras de desconcierto. Hasta que el único niño del grupo admitió el violento acoso y una de las pequeñas reaccionó contra la mujer: le dijo que “no era su mamá y no tenía por qué contestarle”.

La madre de Luz se convenció en ese momento de que la agresión había existido y comenzó a buscar a las madres de las niñas. “Hablé con algunas y pude conocer qué fue lo que le habían hecho”, relató.

“Una de las nenas me dijo que habían filmado todo, le pedí su celular y ví tres videos. Como madre es terrible tener que ver cómo le pegan a tu hija, la agreden y humillan”, lamentó. Vio también mensajes de whatsapp por los que se avisaban que Luz ya estaba en la plaza y que iba a haber una pelea.

Rosa pudo ver 6 videos. Todos ellos están en manos de la Fiscalía de Menores, desde donde citarán a los menores –con sus adultos responsables– implicados en el hecho para determinar cómo fue.

Apoyo

Rosa reiteró que han recibido apoyo y contención desde la Escuela “San José” donde concurre Luz (desde el día del ataque no quiere ir más a clases) así como de los compañeritos de clases y sus padres. Todos intentan que Luz recupere su confianza y quiera volver a clases aunque el miedo la azota al salir de su casa ya que las niñas que la agredieron van a la escuela que se encuentra frente a su casa.

Y como contracara denunció que sigue recibiendo mensajes de amenazas por parte de alguna de las madres de las agresoras por hacer eco y difusión de lo que vivió su hija.

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