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Néstor Pirotte, «el asesino loco»: mató a tres personas, pero se sospecha de otras cuatro víctimas más

Fue uno de los criminales belgas más letales. Se hizo pasar por enfermo psiquiátrico para evitar la prisión perpetua. Fue internado en un centro médico del cual salió tiempo después y siguió con sus homicidios

Por: Gastón Marote/ NA 

Nestor Pirotte, más conocido como «el asesino loco», fue uno de los más letales criminales de Bélgica que mató a tres personas, pero que también fue sospechoso de otros cuatro homicidios.

Nacido el 5 de enero de 1933 en un pueblo llamado Sosoye en la provincia de Namur, era hijo de un guardabosques del castillo de Beau Chêne, en el valle de Moligneé, y de una costurera, pero como él y su hermano Antonio jugaron desde pequeños con los hijos de los aristócratas se jactaba de ser de ese grupo social privilegiado.

En ese sentido, poseía el vocabulario y los modales de la alta sociedad que más tarde lo llevarían a cometer sus crímenes.

En el servicio militar siguió con sus afirmaciones de ser aristócrata, pero también aseguraba que había comenzado a robar a sus compañeros a una edad muy temprana y a saquear las arcas de la ciudad.

Sus roces con la Ley comenzaron a los 20 años cuando fue sentenciado a una pena de tres meses en suspenso. 

Pirotte cometió su primer asesinato el 20 de abril de 1954, cuando tenía 21 años, tras enterarse de que su tía abuela Celina Debonny acababa de vender ganado y por ello había obtenido una importante suma de dinero.

Este sujeto le aplastó el cráneo con una barra de hierro cerca de Durbuy, pero una vez que la asesinó se dio cuenta que la plata en cuestión ya se había gastado.

El homicida fue procesado de acuerdo con la ley de justicia militar por este crimen y el 11 de junio de 1955 fue condenado a muerte, pero su pena fue conmutada por cadena perpetua.

Frente a esta condena, Pirotte se hizo pasar por enfermo psiquiátrico para poder ser internado y logró su objetivo al ser enviado a un centro especializado.

El 23 de marzo de 1968, luego de 13 años de estar allí, fue puesto en libertad condicional y allí continuó con los asesinatos.

Al poco tiempo, el 14 de mayo, el criminal arribó a una financiera, se hizo pasar por el conde de Ribaucourt y dijo que quería llevar a cabo con discreción un gran negocio, por lo que pidió  hablar con el director del banco de Genval, el señor Delisse.

Cuando arribó la autoridad, Pirotte le disparó en la cabeza y escapó, pero fue identificado rápidamente y detenido el 21 de mayo. Ya en prisión fingió un intento de suicidio arrojándose desde un muro de seis metros de altura.

De allí lo llevaron al Establecimiento de Defensa Social de Tournai en 1970 y, después de 10 años, fue considerado apto para ser reintegrado a la sociedad. En ese sentido, fue excarcelado y encontró trabajo en una tienda de radiodifusión en Verviers.

El 11 de diciembre de 1980, los gendarmes hallaron asesinados a Madeleine Humbert, sus dos empleadas y el perro en el restaurante «La Vieille France» de Spa.

Pirotte, gerente de electrodomésticos por entonces, quedó en la mira por sus antecedentes criminales y porque era proveedor de Humbert y cliente habitual del local. La Policía encontró el nombre del último cliente en la pizarra del restaurante: «Nestor».

El múltiple homicida fue inmediatamente sospechoso porque el hijo del propietario también había desaparecido y su cuerpo finalmente fue hallado en enero de 1981, pero el asesinato siguió siendo un misterio para los investigadores.

Pirotte fue detenido en Bruselas por no cumplir con todas las condiciones de su libertad condicional, pero la madrugada del 3 de agosto se fugó y toda Bélgica se vio envuelta en un gran temor porque «el asesino loco» estaba suelto otra vez.

El 18 de septiembre de ese mismo año, este criminal volvió a matar: se hizo pasar por el conde de Meeûs d’Argenteuil, ofreció vender muebles de su castillo a un anticuario de Bruselas y luego lo asesinó. 

Pirotte fue finalmente apresado por este asesinato y condenado a muerte en 1984, pero una vez más su sentencia fue conmutada por cadena perpetua. El múltiple homicida, fiel a su estilo, intentó escapar en 1992, pero fracasó.

Estuvo 40 años detenido y era temido hasta por otros prisioneros, al tiempo que fue el «enemigo público número 1 en Bélgica».

El 29 de julio de 2000 Pirotte murió de un ataque al corazón y a su funeral solo asistió una mujer a la que conocía desde su juventud, ya que su familia había dejado de visitarlo en 1980.

El asesino serial belga fue enterrado en forma anónima en el cementerio de Ham-sur-Heure.

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