“Así todo va a ser más fácil”. Las palabras de Javier Torrente tras la victoria de Newell’s ante Gimnasia reflejan el sentimiento de alivio que embargó el viernes no sólo al entrenador, sino también a jugadores y dirigentes.
Nadie duda que la Lepra está en un período de transición, donde Torrente hace lo que puede, con un plantel golpeado desde lo anímico, desgastado en lo físico, flojo en lo futbolístico y cuestionado por los hinchas.
Por eso los tres puntos ante Gimnasia, con el plus que significa haber levantado un resultado desfavorable, representan un bálsamo que todos estaban necesitando para que las decisiones que se tomen en este tramo final del Clausura no sean precipitadas.
Una derrota hubiera obligado a Torrente a meter mano firme en el equipo y eso hubiera atentado con su idea de no generar una crisis mayor en el vestuario al menos hasta el receso. El primer objetivo del entrenador es llegar a la orilla (faltan siete partidos) consiguiendo la mayor cantidad de puntos posibles. Por eso vale mucho una victoria, pero como el mismo Torrente manifiesta habitualmente, empatar tampoco está mal.
Con 34 puntos acumulados en la temporada, la premisa básica sería superar al menos la barrera de los 40. De esta manera el Rojinegro no tendrá que mirar la tabla de promedios en la campaña 2011/2012 (aún le queda una temporada de 69 puntos), aunque sí estará obligado a sumar una buena cantidad de puntos para no tener problemas más adelante. Pero detrás de lo numérico, hay otro objetivo que se planteó Lucho Torrente junto a los directivos: evaluar al plantel para saber con qué base comenzará a edificar el equipo en el próximo semestre.
Hoy el técnico está improvisando. Si bien trata de imponer parte de su ideología, entendió que primero había que afirmar la faz defensiva y por eso priorizó armar el equipo de atrás para adelante. Torrente prefiere como sistema táctico el 4-3-3, pero por ahora optó por sumar más gente al mediocampo, más allá de que contra Gimnasia buscó posicionar a Estigarribia y Sperduti como extremos, algo que forma parte de la base se su juego.
Todo indica que el técnico buscará en estos partidos definir si algunos jugadores le pueden ser útiles o no en el futuro. Por ahora prefiere no “exponer” tanto a los juveniles, más allá de que en las fechas que restan intentará darle fogueo a Cristian Lema, Lorenzo Faravelli, Hernán Villalba y algún otro pibe que crea oportuno observar (Guillermo Ferracutti, Cristian Díaz, Federico Falcone o Salvatierra, entre otros).
El buen desempeño de Schiavi ante Gimnasia fue un verdadero alivio para el DT. Torrente cree que la columna vertebral del equipo en el próximo torneo debe tener como principal sustento a Sebastián Peratta, Rolando Schiavi, Diego Mateo y Mauricio Sperduti. Otros jugadores que el entrenador considera pueden ayudar son Vella, Leonel Vangioni y Lucas Bernardi, más allá de que en el análisis no sean tan fundamentales. Lo que sí tiene en claro el técnico es que hay jugadores que ya no tiene sentido tenerlos en cancha, por rendimiento y por su segura salida en junio. En este rubro aparecen Gabriel Cichero, Leandro Velázquez, Fabricio Fuentes y Sebastián Taborda (esta semana rescinde su vínculo). Y a estos cuatro podría sumarse Claudio Bieler en los próximos partidos si no levanta su nivel y no cumple con algunos requisitos que el técnico le sugirió.