¿Qué pasó con el Newell’s prometedor que se vio en los primeros partidos? Porque la imagen de los últimos dos encuentros no se pareció en nada a lo que insinuó frente a Estudiantes y Argentinos Juniors. No desde la actitud, porque en despliegue e intención la Lepra no ha claudicado. Pero sí desde el juego (sobre todo en ofensiva), que en definitiva termina siendo lo más importante.
La llegada de Gerardo Martino renovó expectativas, que se potenciaron con el empate en La Plata y la victoria en el Parque ante Argentinos. Pero la derrota frente a Boca (lógica si se tiene en cuenta el invicto xeneize y el pasado inmediato de la Lepra), desnudó viejas falencias en la faz ofensiva. Deficiencias que se acentuaron en la caída ante Belgrano como local y que despertaron temores y críticas recurrentes desde el año pasado.
Si bien es cierto que a Newell’s lo condenaron dos errores claros en defensa ante Belgrano, también lo es que nunca encontró respuestas en un partido que arrancó a su favor desde lo territorial. El Pirata decidió replegarse desde el vamos y, con la ventaja a su favor en el complemento, cedió aún más la iniciativa. Pero Newell’s no tuvo en sus hombres de ataque a los intérpretes adecuados para aprovechar esa situación.
Es llamativo cómo la Lepra desperdicia oportunidades por errores en la técnica individual. Una mala recepción impide definir con mayor rapidez, un pase a destiempo deriva en jugadores a contrapierna y, como sucedió ante el Pirata en el gol de César Pereyra, en acciones de riesgo en contra, un centro mal ejecutado (en movimiento o con pelota detenida) redunda en una chance dilapidada. Y también sorprende la indecisión o la demora para resolver acciones propicias.
¿Y cuál fue el motivo, entonces, por el que Martino no pidió hombres en ofensiva? Seguramente habrá preferido asegurar la solidez en el fondo con la contratación de Víctor López y apostar a la recuperación de Víctor Aquino, al que conoce del fútbol paraguayo. Pero el hecho de que haya arrancado Maximiliano Urruti como titular habla a las claras que el guaraní no cumplió durante la pretemporada con las expectativas del cuerpo técnico. Y eso que el pibe comenzó haciendo goles ante Estudiantes y Argentinos. A todo esto, Mauricio Sperduti todavía no redondeó una actuación convincente, Ricardo Noir desperdició su chance ante Belgrano y Federico Falcone juega en reserva.
Y Víctor Figueroa, quien viene jugando como titular, aún se debate entre ser el extremo que le pide Martino y jugar por ‘adentro’ como le dicta su naturaleza. Por lo que no logra aportar demasiado, aunque hace mucho sacrificio. De hecho, Leandro Torres, ingresando algunos minutos, le entrega al equipo mucho más vértigo que el ex Chacarita y lo deja bastante expuesto.
El resto del equipo rinde. Quizás con altibajos, pero los volantes se sacrifican y hacen jugar, los laterales se suman al ataque como quiere el Tata y los marcadores centrales alternan buenas y malas. Y Sebastián Peratta, incluso cometiendo algunos errores, sigue entregando seguridad.
El déficit rojinegro se sigue presentando en el tramo final del campo de juego. Los que entran no se destacan y el recambio es corto. ¿Cómo hace Martino para cambiar eso? El tiempo dirá si realmente puede hacerlo.