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Newell’s: aún Gallego no pudo imponer una idea

La Lepra es un equipo desconcertante e inestable producto de un técnico que todavía tiene muchas dudas.

“Estos puntos que perdimos van a ser vitales en el campeonato”. La frase de Américo Gallego tras el empate ante San Lorenzo resulta extraña. Con 18 partidos por delante pensar que dos puntos pueden significar mucho parece demasiado exagerado, aunque en la cabeza del entrenador debe rondar una idea que llevó al Tolo a decir esto, Newell’s no se muestra como un equipo capaz de dar el salto de calidad para aspirar a pelear el título, y entonces el entrenador deja un mensaje con cierto tono pesimista para no generar expectativas desmedidas en los hinchas.

De todas maneras Gallego debe entender que su equipo no genera esas expectativas de pelear arriba. Y es su responsabilidad que esto suceda. Tras doce partidos la Lepra muestra una carencia en la idea de juego que alarma. Es que más allá del resultado, lo más preocupante es que Newell’s no tiene identidad, resulta difícil entender a qué juega y los propios jugadores muchas veces muestran ese desconcierto en la cancha.

Newell’s ya no es ese intento de “copiar” lo que había hecho con tanto éxito Martino, algo que sucedió con Alfredo Berti y Gustavo Raggio, con resultados decepcionantes. Con la llegada de Gallego se esperaba un DT con carácter que impusiera su estilo, sin importar la opinión o el gusto de los futbolistas o los hinchas.

Pero lo que pocos imaginaban es que tras una docena de partidos el Tolo aún no tenga muy claro lo que quiere. Más ambicioso en el Coloso, muy cuidadoso de visitante, firme a la hora de enfrentar a rivales más débiles, demasiado cuidadoso cuando enfrente hay un equipo con un poco de chapa. La realidad es que Newell’s es un equipo desconcertante y muchas veces la sensación es que la diferencia entre ganar o perder depende de las individualidades. Cuando Maxi y Figueroa están inspirados, hay chances de triunfo, sino la Lepra depende de las atajadas de Ustari para sostener algún punto.

Un punto donde se falló claramente es en la llegada de refuerzos. Y la presencia del cuestionado Orzán es una muestra irrefutable del error. ¿Gallego eligió mal o se conformó con lo que le trajeron? De una u otra manera la responsabilidad es del entrenador y a esta altura está claro que la pifió. De los seis refuerzos sólo Hernán Bernardello es titular, y entre alguna expulsión y varias lesiones, el Cabezón no tuvo tanta continuidad.

¿El resto?  Gallego no tenía confianza en Coty Fernández y Víctor López y por eso pidió dos centrales. Llegaron Nehuén Paz y Sebastián Martínez, que a esta altura son dos refuerzos para el banco. En tanto Federico Fattori puede tener futuro, pero por ahora es un jugador de la B Nacional que está sufriendo la adaptación a Primera. Y Pocrnjic es arquero suplente.

En cuanto a Juan Neira, que debería ser la alternativa del mediocampo y así no depender de Orzán, por ahora jugó más en reserva que en Primera, donde apenas suma 65 minutos. Poco más que agregar.

El Tolo cuida el equilibrio

Hay un solo punto donde se puede decir que se ve la mano de Gallego. En doce fechas disputadas la Lepra mantuvo su valla invicta en seis cotejos, justo la mitad de los partidos disputados. Y con once goles en contra es uno de los equipos menos vulnerado. Si bien hay mérito de Ustari, esos cuidados que siempre busca Gallego para que el equipo no quede desequilibrado en defensa muchas veces da sus frutos, aunque reste capacidad ofensiva.

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