No juega bien Newell’s, este final de año post pandemia lo encontró alejado de ese buen nivel que lo puso en la del torneo como un equipo de temer. Pero tiene una virtud, le gana a los rivales que debe superar por diferencia de jerarquía, se hace cargo de esos partidos «accesibles» y, con mejores o peores rendimientos, se saca de encima esos compromisos, y sin quererlo, ya lleva cuatro triunfos al hilo.
La víctima de turno esta vez fue Peñarol de San Juan, un equipo del Federal A con mucho entusiasmo y pocos recursos. Por eso la Lepra ganó 2 a 0 y sigue en carrera en Copa Argentina, aunque no deslumbró, no hacía falta.
En la primera media hora, Newell’s puso el partido en modo lento. La diferencia de jerarquía y el respeto de un rival abloquelado generó que el equipo de Kudelka no pudiera meterse a pleno en juego. Distracciones, imprecisiones, cierta pasividad hicieron de la Lepra un equipo previsible.
Un cabezazo de Gentiletti apenas desviado y un remate de Pablo Pérez que exigió a Biasotti dejaron claro que el orden y el entusiasmo de los sanjuaninos iba a durar hasta que algún jugador leproso sacara chapa y marcara la distancia real de jerarquía. Y eso pasó. Pablo Pérez rompió la férrea defensa con un pase profundo por arriba y Cacciabue apareció sorpresivamente solo para asistir a Palacios, disfrazado de nueve, y destrabar el partido.
El gol rompió el partido. Sacó a Peñarol del orden defensivo y lo dejó sin libreto. Y en esas dudas, la Lepra puso irse al vestuario con mayor diferencia, pero Alexis estaba vez no estuvo lúcido y desperdició dos situaciones que hubieran definido el cotejo en apenas un tiempo.
El complemento tenía como misión terminar rápido con el pleito. No poner en peligro el resultado y la clasificación. Y le costó un poco a Newell’s sentenciarlo. Alexis siguió contrariado con la pelota, al Gato le costó ser peligroso y Pablo Pérez se hizo cargo de la pelota pero no tuvo una tarde iluminada.
Pero la jerarquía forma parte del ADN de este equipo. Entró Maxi y la sensación de final se hizo fuerte. Y no estaba mal pensarlo. Palacios amontonó rivales con un vaivén de cintura, y se la dio a Maxi. Y la Fiera clarificó todo con un toque. Tan simple como efectivo. Asistencia perfecta a Enzo Cabrera, que con tiempo y espacio supo definir y terminar con el partido. Jerarquía se llama, suficiente para ganar los partidos donde la obligación de triunfo es más alta. Esos cotejos donde el equipo de Kudelka gana, lo que no es poco.